PUBLICADO EN DIARIO "CRÓNICAS" DE SORIANO, URUGUAY
LA
BÚSQUEDA DE LUIS TUYA
Lo escrito
fue clave para encontrar los restos del avión de Luis. El libro de
Pedro Troche “Alma de pájaro” llegó al investigador José
Antonio Guillén quien aseguraba desde Madrid que era Luis aquel
aviador que marcó al pueblo de Celadas, provincia de Teruel, Aragón,
donde él había nacido. Continuando esta línea de investigación
hicimos equipo con Pedro y Alejandro Gil y así fue que, durante
meses, se lograron documentación y testimonios que eran todos
coincidentes.
Lo que iba
a ser en principio una simple visita a Celadas se transformó en una
historia inolvidable. La carga emocional fue en aumento. La base de
todo fue la nobleza de la historia y así todos se fueron sumando.
Guillén
nos informó que su tío Antonio Guillén, apodado “Rosino”,
había visto el avión y al propio Luis quemándose. Entrevistamos a
“Rosino” e hicimos un programa de radio en Mallorca con
testimonios también de Pedro, se puede consultar en youtube. José
A. Guillén escuchó, se motivó para ir al Archivo Histórico del
Ejército del Aire en Villaviciosa de Odón y nos pasó documentos
que confirmaban el día, la hora, el lugar... la muerte de Luis,
abatido por Salas Larrazábal en colaboración con Joaquín Ansaldo.
Dos contra uno.
Nuestros
contactos en España fueron colaborativos siempre. Historiadores o
investigadores de la Guerra Civil coincidían en que habitualmente se
enterraba al piloto donde caía.
MONTE SANTA
BÁRBARA
Gonzalo
Berger se responsabilizó de los permisos frente al Gobierno de
Aragón y de llevar detector de metales. Había que conseguir el
número de parcela, datos catastrales, documentos firmados de los
propietarios, planos. Luego había que presentarlos personalmente en
Zaragoza y Gonzalo estaba en Barcelona. Llamé a Carlos y sin
pensarlo dijo: “yo los llevo”. Con Carlos Comín Lordán dimos
en internet, con su trabajo presentado a la Universidad de Zaragoza
en donde hablaba de la Guerra Civil en el Valle del Jiloca y
entrevistaba a Benedicto Gómez Cebrián de 101 años. Paso el
documento a los compañeros preguntándoles: “¿Benedicto está
contando la caída de Luis?”. Así era. Hablé a Carlos y también
se ilusionó. Nos acompañó en Celadas y fue nuestro representante
en Zaragoza.
Dimos con
Joaquín Guillén y nos recibió en su casa rural de Celadas. Había
que ver su camioneta en medio del campo buscando a Luis porque un
vecino nos aseguraba que siendo adolescente, veía alas de un avión
en un sitio distante tres kilómetros. Joaquín nos presentó a
Virgilia Gómez quien también se había acercado al avión. Habíamos
dado con tres testigos vivientes que vieron morir a Luis, más Benito
Ferrer Pobo que veía la batalla aérea escondido en las matas del
monte, asustado, siendo niño. Las familias habían abandonado la
población. Benito supo recibirnos en su casa con gran generosidad
pero hace pocos días nos enteramos de su fallecimiento.
CELADAS
Es un
pueblo pequeño, hay un sólo bar para socializar, las máquinas de
campo las dejan en la puerta de su casa, una iglesia y un sitio
marcado para realizar un museo de la Guerra. Gente sana y noble que
se conoce, de pueblo. Se ve el Monte Santa Bárbara, están las
trincheras de ambos bandos. El historiador Ruben Sáez Abad vino
desde Teruel, nos llevó y dice: “la guerra se definió aquí” y
también nos contó lo que había pasado la mañana que murió Luis
mientras aparecían en las trincheras los recuerdos de la guerra
Ninguna
persona de Celadas me preguntó en que bando estaba Luis, pero lo
sabían, claro. Nadie nunca dijo un comentario de más. Lo hablé con
la Alcaldesa Raquel Clemente: “es que con la guerra perdimos todos,
en este pueblo no hay rencillas por la guerra”. Ella organizó una
reunión en el Ayuntamiento y hablamos de Luis. Le entregué un libro
de Pedro y ella revistas de Celadas. Unos treinta vecinos se
acercaron a la reunión. Celadas ponía nombre a aquel piloto “ruso”
que ahora sabían era de Soriano, Uruguay y le conocieron en fotos.
MARTÍ
Martí
Godás tenía poquitos años cuando falleció su mamá. Ahora tiene
12 y con su padre Xavier fueron a Celadas. El niño quería comprobar
su naciente vocación a la arqueología y además su mamá era
uruguaya. Amigos de Gonzalo. Después de horas de estar buscando a
Luis fue este niño el que dio con la primera pieza del avión.
Desde
Mallorca me acompañó el escritor Miquel Palou-Bosch pues quería
que él documentase. También Sergio Capurro quien colaboró
realizando fotos y vídeos que luego pudieron ser públicos y en
respaldar organizativamente al equipo y Gabriel Tuya que se vino
desde Madrid para cumplir con la promesa dada a su padre de dejarle
unas flores rojas al “tío Luis”, una vez conocido el lugar de su
caída. Todo fue muy emotivo.
Barranco
“Balsa Seca”, junto a un camino de tierra, a dos kilómetros de
Celadas. Es propiedad de la Sociedad Civil “Santa Bárbara” que
es de los vecinos del pueblo. Su presidente Ramón Clemente firmó
los permisos, fue a la reunión del Ayto. y siempre ha estado
dispuesto. El lugar ya está marcado en nuestra memoria, sólo hay
árboles que sirven para dar leña a los vecinos. Apenas puede pasar
algún cazador. No es una zona de paso ni de siembra. Me transmitió
paz. Eso también me lo dijo Gabriel y era como un alivio saber que
si Luis estaba allí se encontraba rodeado de afecto.
VALIENTE
“Si
hubieran sido todos tan valientes como él, no hubieran perdido la
guerra”. Eso siempre les decía a Basilio Ramón Gómez y Luis
Salesa el padre de Basilio, que vio la batalla. Ésta duró unos
15/20 minutos. Eran dos contra uno hasta que Luis cayó. Nos lo
confirma Paco Muñoz pues al ser yerno de “Rosino” siempre le
escuchaba hablar de esta historia. Paco, generoso y hospitalario,
siempre estuvo dispuesto a colaborar y fue quien nos llevó por
primera vez al barranco. Como también colaboraron las hijas de
“Rosino” y Pablo Esteban Clemente, alguacil de Celadas.
Cuando
fuimos a la segunda etapa de búsqueda nos ayudó Antonio Andrés.
Había sido Alcalde del pueblo. “A mí no me deben nada” decía
Antonio, emocionado. “A mi padre le hubiese encantado saber que
aquel piloto que él vio morir se llamaba Luis Tuya. Cada vez que
salía el tema de la guerra él siempre terminaba hablando de Luis”.
Nadie sabe
en el pueblo qué se hizo con el cuerpo de Luis.
EN LAS
MANOS
“Estoy
contento, yo quería encontrar el avión por ti”, me dijo Martí
Godás y le di un abrazo. En la tranquilidad de la casa rural
conversé con su padre Xavier sobre la cercanía que les había dado
esta búsqueda con Uruguay.
Tener en
las manos una simple cinta de metralleta del Polikarpov I15 era
emocionante. Una bala, un cartucho explotado, un material de sus
lentes o del avión, una aleación. Con un cielo azul limpísimo
mientras Gonzalo me decía: “veo a Luis venir desde allí”.
Aquella
mañana del 16 de abril de 1937 la infantería republicana transitó
unos dos kilómetros a campo descubierto para ir subiendo al monte
Santa Bárbara y tomar la posición defendida por los franquistas.
Lugar estratégico para dominar visualmente todos los puntos
cardinales, caminos, vías férreas. Luis apoyaba desde el aire
aquella operación militar. Los vecinos veían volar en círculo a
los aviones republicanos una vez conquistado el monte hasta que
aparecieron tres aviones franquistas. Luis “bajó” a atacarlos.
No sabemos si recibió órdenes o fue su voluntad. Combatió hasta la
muerte.
Lo de los
tres aviones franquistas lo recuerdan los vecinos del pueblo. Lo
confirma Pedro Troche y los documentos de Salas Larrazábal en
Villaviciosa de Odón, la fecha del 16 de abril también es
coincidente. “Derribo de un Curtis en Celadas en colaboración con
Ansaldo” (Joaquín). También el testimonio de los pilotos Frank
Tinker y Albert Baumler (“Alma de pájaro”).
Por diez
días los republicanos dominaron el monte. Luis había caído en zona
franquista, a unos tres kilómetros. El 22 de mayo de 1937 parte del
avión de Luis se exhibía, creemos que en Teruel capital. Hay un
informe del diario “Lucha” de entonces, hoy “Diario de Teruel”,
con palabras llenas de odio. Lo más importante del avión se lo
llevaron los franquistas. Pero ¿cuándo?
Teniendo en
cuenta que fue un día de batalla las distancias con poblaciones
cercanas podían resultar imposibles para trasladar un cuerpo. El
libro del Registro de defunciones de Villarquemado está muy bien
conservado, no hay nada en abril o mayo relacionado a un piloto
caído. Celadas estaba abandonado, su Iglesia también, los
documentos eclesiásticos no informan nada. En el cementerio viejo de
Celadas no hay tumba de un desconocido. La tradición oral del pueblo
no sabe y eso nos llama la atención. Pensábamos en que Luis podía
haber sido enterrado allí mismo. Realizadas las excavaciones no le
encontramos aunque claro, en lo extenso del campo podría ser que no
diésemos con el sitio exacto.
“Rosino”
asegura que la Guardia Civil era de Villarquemado, pueblo que siempre
estuvo bajo control franquista. ¿Cuánto tiempo quedó Luis en su
avión? Aparecieron dos botones de chaqueta (de la “United Carr”)
y dos piezas de cinturón de seguridad.
La nueva
vía es que los propios republicanos hayan ido por él. Los pilotos
eran bien considerados, respetados y además se compensaba a quienes
recuperaban sus cuerpos. Pero hasta ahora los informes no brindan
nada.
FALTA
CERRAR SU HISTORIA
“¿Tú
que eres de Luis?”, me preguntaba Martí, le llamaba la atención
nuestra pasión por el piloto. “Fuimos a la misma escuela, crecí
con su historia”. Luis despertó afectos. Hasta el propio “Diario
de Teruel” se resarció de aquel ataque de la época y lo comparó
ahora con Saint Exupery y lo elevó a la categoría de héroe. En una
primer entrevista que me realizara Javier Millán me preguntó si
tenía algún registro periodístico y le mencioné el del diario
“Lucha”. Léeme lo que escribieron, me dijo y luego pidió le
pasase la imagen de aquel diario.
Realizamos
un homenaje a Luis en su sitio de caída que transmitimos por redes
sociales. La misma tarde donde encontramos restos del avión. Se
puede encontrar en youtube.
Las
aproximadamente mil pequeñas piezas del avión están siendo
cuidadosamente clasificadas por el equipo de arqueólogos (Gonzalo,
Alejandra y Pau) y serán enviadas al Gobierno de Aragón. Creo que
sería bueno solicitar aunque sea algunos de los restos para traerlos
a Soriano.
Agradecer
al Gobierno de Aragón, Intendencia de Soriano, Ayuntamiento de
Celadas, Sociedad Civil “Santa Bárbara”, Ministerio y Embajadas
España/Uruguay, al pueblo de Celadas y a todas las personas que se
sumaron y se contagiaban del espíritu de Luis.
Decidí
escribir esto por si algún día un nuevo equipo de investigación se
dedica a encontrar a Luis y tiene así algunos datos. Gracias al
libro de Pedro apareció el testimonio de José Antonio Guillén. La
documentación escrita es valedera. Trabajar durante meses con los
compañeros en base a este hilo de investigación me generó una
carga emocional en aumento y tener la posibilidad de rendir homenaje
a Luis en su sitio de muerte, un alimento inolvidable para el alma.
Hubiera querido que Alejandro y Pedro hubiesen estado allí.
Ahora
sabemos donde cayó Luis y el recuerdo y afecto permanente de un
pueblo para con su valentía. Un paso más pero todavía falta saber
qué pasó con su cuerpo. Luis llegó a España siendo un aviador con
experiencia, se presentó en Valencia y dijo “yo no cobro por
defender la justicia, sólo quiero un avión”, se le nombró
Teniente y rápidamente lo pasaron a pilotar un Polikarpov I15 Vale
mirar una imagen de lo que era la cabina de este avión, de cómo
manejar las metralletas y constatar que para pilotarlo, arriesgar su
vida por una idea y alimentar su vocación en combate real, dando la
vida por otro país... decir “valiente o héroe” a Luis o a
cualquier piloto de guerra voluntario uruguayo es quedarse todavía
en el debe.
Luis, un
combatiente de élite, sigue siendo el único piloto uruguayo caído
en combate. Los valientes que fueron a la Guerra del Chaco, Civil
Española y Segunda Guerra Mundial volvieron a casa, menos Luis.
Encontrarlo
es un deber. Traerlo a casa sería un honor.
Federico
Marotta