José: "El correspondiente saludo para vos Federico, esperando que todos se encuentren muy bien por ahí, paso a pedir disculpas por la demora en comunicarme, pero no tengo muchas ganas de escribir. Leía el otro día lo que te escribió Daniel haciendo referencia a tu obra. Él expresaba que le habían quedado grabadas a fuego ciertas enseñanzas de tu Viejo y éste prólogo viene a cuento por una de las tantas sensaciones que me dejó tu libro, pero que yo la había guardado para conversarlo en alguna oportunidad. Recuerdo y espero que vos también; el viaje que realizamos a la ciudad de La Plata; junto con el amigo Temponi a ver una exposición de algunas obras de Picasso. Yo conocía alguna característica de la obra de Picasso, pero quiero creer que mi cerebro no se vio influenciado por ese conocimiento y me estoy refiriendo a que cuando uno se para frente a algunos de los cuadros del hombre de los 14 nombres, te pega entre medio de los ojos ese morbo brutal que sentía por las mujeres. Y acá hago un enroque con tu libro y te digo que una sensación que está ahí, latente; subyacente, es la relación muy fuerte, que en un primer momento; equivocado yo; interpreté que partía de tu Viejo hacia vos y que más adelante, profundizando en mis pensamientos, me di cuenta de que era una relación con un ida y vuelta muy, pero muy fuerte.Esperando que estas líneas te aporten algo; el saludo para todos, después escribiré alguna otra disgresión; con tu permiso; sobre esta conmoción llamada Cartas.Un abrazo, José."
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