LA CANCIÓN DEL PARIA

"... y siempre voy vagando... y si algún día siente, mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró, sabré morir de angustia, más, sin doblar la frente, sabré matar mi alma... pero arrastrarla no" (O. Fernández Ríos)

sábado, 27 de noviembre de 2010

MARCOS, GRAN PARTIDO EN EL "DERBI"

De la página web de Platja de Palma:

14/11/10 - El Platja de Palma ha confirmado los pronósticos y se ha adjudicado el derbi local contra el Bàsquet Mallorca en un duelo disputado en el Pabellón Municipal de Inca. No en vano se enfrentaban dos polos opuestos en la clasificación, el Platja de Palma, líder e imbatido con cinco victorias, y el Bàsquet Mallorca, colista y sin conocer todavía el triunfo.

El partido comenzaba siendo un calco del disputado en pretemporada. Los locales, muy motivados en este tipo de encuentros, se aprovechaban de la débil defensa de los nuestros y conseguían poner terreno por medio en el marcador. Con un 18-11 en el luminoso, Matías Cerdà llamaba al orden a los suyos que no estaban cómodos en la pista y dependían prácticamente en exlusiva de un acertado Goyo Domínguez con 9 de los 11 puntos en su casillero.

La reprimenda surtía efecto y las cosas comenzaban a ponerse en su sitio. Berto García y Marcos Marotta comenzaban a presionar las líneas de pase y tras varios robos de balón devolvían la igualdad al marcador coincidiendo con el final de cuarto.

En el segundo cuarto se mantenía la tónica y la defensa palmesana conseguía robar balón tras balón decantando el partido claramente hacia su lado mientras observaba como los locales, sin tantas facilidades como al principio de partido, abusaban de las individualidades y del tiro exterior sin demasiado acierto. Un parcial de 20-35 encarrilaba el partido con el 43 a 58 del descanso.

Tras el receso, los jóvenes jugadores de Muro, con varios no habituales en pista, daban una vuelta de tuerca a su defensa y a base de coraje intentaban no salir del partido. El acierto del júnior Kane mantenía a su equipo pese a que el Palma no daba sensación de sufrir demasiado para mantener una ventaja que, si bien no se incrementaba, tampoco se reducía de forma peligrosa. Al final, la porfía local les permitía adjudicarse el período por la mínima, 21 a 20 que dejaba un 64-78 en el marcador que no era ni mucho menos definitivo.

En el último cuarto los nuestros, dirigidos por un Marotta hoy magistral, no estaban dispuestos a permitir una sorpresa como la de la temporada pasada y endosaban de inicio un contundente parcial de 2 a 21 que dejaba el partido completamente decidido y al rival completamente KO. El 66-97 ponía el punto y final a la emoción y finiquitaba el partido, dando paso a muchos minutos intranscendentes que cerraba Miki Corbacho con un triple, el decimocuarto del equipo, que dejaba el definitivo 74-106 final.

Gran partido de Marcos Marotta y Berto García que sin duda han disputado el mejor encuentro de la temporada, sobre todo con su labor defensiva en la primera línea de pase de los exteriores locales. Destacar también a Goyo Domínguez que ha vuelto a demostrar su capacidad anotadora con 23 puntos en 26 minutos, con un inmaculado 5 de 5 desde el 6,25.

Tras esta victoria el equipo sigue encabezando la tabla con sus seis victorias consecutivas a la espera de recibir, el próximo domingo a las 16 horas en el Toni Servera, al Almassera, el primero de los equipos punteros a los que consecutivamente deberá enfrentarse el equipo las próximas semanas y en los que deberá confirmar las magníficas sensaciones que ha dejado en este primer tramo de la temporada.


martes, 23 de noviembre de 2010

CAMILO, EL JUGÓN DE LA SEMANA

Publicado en la web del Club de Baloncesto Calviá (partido con Molinar):
CAMILO MAROTTA, cuando ves a un pivot tirar desde la línea de tres, lo cual se da en pocas ocasiones, se suele observar una técnica poco depurada, mala selección de tiro, normalmente el pivot se la juega porque queda poco tiempo y pasaba por ahí, no suele buscar ese espacio para tirar. Cada día, los equipos buscan pivots polivalentes, que puedan tener buen tiro exterior y que dentro de la zona impongan también su ley. Es una gran ventaja lograr esto, pues bien, nosotros lo tenemos, por partida doble, ya que tanto Juako como Camilo, tienen la MANITA para meter desde 6,25. En concreto, CAMILO, lo demostró 2 veces en el partido del domingo. Buscó esa posición, sabía que le flotarían, tiró y esa muñequita hizo dibujar al balón una mágica parábola en el aire metiendo dos triplazos limpios, de esos que suenan de maravilla CHOFFFF!!! Ya lo que le faltaba para convertirlo en el cuatro más completo de la liga.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

RUBEN ÁNGEL CABRERA "CLANO"

Entrevista de José Olazarri:

Ángel Ruben Cabrera: Salía un olor exquisito de aquella frutería...

Hace tiempo que no veíamos caminando o en bicicleta por las calles de Mercedes a Ruben Cabrera como lo hizo durante muchos años, tampoco en el Amy donde seguía bastante a Independiente, el equipo del cual era hincha, donde empezó a los 14 años. Sin exclusividad, porque le gustaba el fútbol con mayúsculas, y asistía a todas las canchas. Es uno de los mercedarios que más títulos ha ganado, nacionales e internacionales: campeonatos uruguayos, dos de América, un Intercontinental. En lo personal, no diría que éramos amigos, pero sí muy conocidos. Y de ahí que surgió esta entrevista, publicada originalmente en el diario Crónicas el 10 de junio 1990, que reproducimos porque sabemos que despertará buenos recuerdos en todos. Y a ella sumamos preguntas de otra nota, va en recuadro separado con el título de "Perfil". Editada en Entrega 2000 Nº 142, 20 de febrero 1998, tal vez permita conocerlo más humanamente, a aquellos que no tuvieron la suerte de tratarlo.

En dos décadas hasta estos días, en nada cambió en su forma de ser. Que de alguna manera reflejamos en el copete de aquella comunicación, en parte sigue lo escrito en aquel momento. "Antes algunos periodistas me habían dicho, tiene mucho para contar pero no te va a decir nada. Por el contrario, con dolor tuve que descartar material interesantísimo por falta de espacio. Pero esto yo no lo sabía días pasados, cuando con un sol de otoño que caía sobre las hojas verdes y amarillas de los paraísos, iba con todas mis dudas a cuestas y el recuerdo de su manera de jugar. Por la calle 18 de Julio cruzo Piedras, llego a su casa, me estaba esperando. La charla fue muy fluida y sin reservas, nada de 'esto no lo ponga'. Imposible no tener simpatías por él y su manera de ser. Es que para el barrio y los amigos siguió siendo nada más -y nada menos- que el Clano, bueno, humilde y generoso...

En las paredes de su casa se ven fotos de equipos de Peñarol -en el de mayor tamaño, ni siquiera aparece- y en algunos donde jugó. Con la celeste de Uruguay, en otro del mismo color pero con la banda lila del Emelec de Ecuador, que también defendió. Un diploma -de alguna manera hay que llamarlo- del ignoto Sacachispas, cuadro de chiquilines, sus admiradores...". Reproducimos aquí la entrevista, recordando que fue realizada hace veinte años, y de la cual suprimimos solo algunas de nuestras preguntas pero no sus respuestas, con agregado de subtítulos para agilizar el texto.

¿Por qué le dicen Clano? Eso fue de chico, cuando jugábamos en el Cerro, yo me crié allá. Siempre peloteábamos en un sitio baldío y ahí se inició el nombre pero no recuerdo quien de los muchachos me lo puso.

En su familia no habría lujos ¿era de futbolistas? Mi padre Mario Cabrera, también conocido como Mario Sandoval, empezó en Olímpico y creo que terminó en Peñarol de Mercedes. El hermano que vive conmigo, el Gorola, jugó en Independiente, Olímpico y la selección de Soriano. El menor Tibilo, también en Independiente, el seleccionado y además en Juventud. Y el mayor de todos dejó muy joven, pero la gente que lo vio jugar de 2, decía que era el mejor de todos nosotros. Una familia de origen muy humilde, papá era albañil, mi madre María Cristina Santana, trabajaba como doméstica, los dos nacieron en Mercedes. Pero gente buena, nosotros hacíamos bandideadas de niños aunque sin maldad ni éramos atrevidos, siempre la vieja nos encaminó bien. Hice poca escuela, ayudaba a mi padre cuando era chico, en sus trabajos de albañilería. Fuimos seis hermanos: Angélica, Delia, José Pedro, Mario Roberto, yo y Omar, que es el menor.

Y empezó en el campito... en los del Cerro, donde ahora está la Capilla, ahí aprendimos a jugar con la famosa pelota de trapo. Mucho después vimos una en serio, había un señor que me parece que era Chacón de apellido; había hecho un cuadrito donde él era prácticamente el dueño y también de una pelota de fútbol de verdad. Cuando por primera vez apareció ¡qué cosa divina! Íbamos a todos lados, el cuadro se llamaba Once Corazones.

¿Y la con tiento? Primero estaba aquella que tenía un tapón [lo explica conseñas], después la de tiento, pero para mí se aprende todo con la de trapo, la pegada y precisión del pase. Luego nos mudamos por un par de lados y en seguida vinimos aquí, al barrio Artigas. Esta casa se hizo con sacrificios. Yo ya estaba en Montevideo, se había comprado un terreno grande y mis hermanos, con otros muchachos, la levantaron. Yo, claro, ponía el dinero. Le dimos satisfacción a la vieja, mis padres son muertos.

¿Cuándo empezó a jugar oficialmente? Había un dirigente que yo se lo nombro y usted se va a acordar, Juan Carlos Bolonini, que tenía una frutería en Rodó y Colón. Un día yo pasaba, me llamó y me dijo, negrito vení. Usted imagínese, semejante comercio con un olor a comida... [nos reímos] no era que pasáramos hambre pero de todas maneras... Me dijo, si jugás en Independiente yo te empleo aquí. Pero va a tener que hablar con la vieja, le digo, yo tenía doce o trece años. Bueno, llevate unas frutas de las picaditas y decile que venga. Fue, dijo que sí, entré a trabajar y luego pasé al Mercado Central. A los 14 años ya estaba jugando en Independiente.

¿En las inferiores? Fue todo rápido, muy jovencito ya estaba en 1ª, mi hermano mayor también. En 1957 salimos campeones, le ganamos a Peñarol 4-0 y la final 2-1. No quiero olvidarme de un dirigente que me ayudó mucho, el "Vasco" Washington Barrenechea. En el '58 me eligieron para la selección de Soriano, fuimos vicecampeones, el centro delantero era La Hueca, Eduardo Rodríguez, un jugadorazo. De técnico estaba Carlos Scarone. Me enseñó a patear, como se ponía el pie, los tiros libres y fuera del área, era un hombre extraordinario. Yo me quedaba con él a patear penales. Él decía, usted tiene que ponerse a dos pasos... y si tendrá razón. Ponía otro palo al lado de uno de los del arco y con sesenta y pico de años, la metía siempre ahí, yo a veces le erraba. Me aseguraba, no la agarra nadie, y era así nomás.

¿Se acuerda de algún partido? Soriano tenía un cuadrazo, nos ganó Río Negro nada más, pero tuve la suerte de hacer goles en Salto, Paysandú y también aquí en Mercedes.

MONTEVIDEO

¿Cómo pasó al fútbol de Montevideo? Vivíamos en Sarandí y Garibaldi, era un sábado, estábamos al mediodía con mi hermano chico y la pelota. De tarde jugaba contra Olímpico en la cancha de Independiente. Entonces vienen dos señores y me dicen que pueden llevarme a Montevideo. Me van a ver, empatamos 2-2, y yo hice los dos goles. Enseguida después del partido, arreglaron con mi vieja. Eran los hermanos Policci de Dolores, Juan hacía muchos años había jugado en Independiente, estaba en la capital y era Cónsul de Peñarol. Yo nunca había viajado y les dije que sólo iba con un amigo [nos reímos], qué cosa! Parece mentira.

Bueno, pero tenía diecisiete años! Se imagina, fui nomás con el amigo Alvarez, le dicen Chinato, estuvo muchos años como cantinero del Pelotaris. Salimos al otro día en ómnibus, los cuatro, nosotros y los Policci. Llegamos de nochecita, paramos en una pensión y a la otra mañana nos fueron a buscar para practicar en Las Acacias. Yo los conocía a todos los jugadores de los diarios, estaba Tito Gonçalvez, Omar Míguez, Eduardo Hohberg, era increíble.

Un chiquilín, ya entreverado con campeones mundiales... Yo tenía una timidez tremenda, vergüenza, andaba medio escondido dentro del vestuario. Estaba Hugo Bagnulo y me dijo de una manera muy cariñosa, vaya negrito, dé una vuelta, caliente un poco y agarre una pelota. Después empezó la práctica. Recuerdo que comenzó con Coccinello (creo que era de Fray Bentos), me parece que Júpiter Crescio, yo, el Omar Míguez y Oscar Leicht.

Yo era compañero de Leicht en preparatorios. Era muy ligero y le pegaba fuertísimo, después pasó a Defensor. Yo quería arco nomás, hice tres goles, pero con esa gente y cómo me las tiraban, era muy fácil... y yo estaba en pleno. Ese mismo día me vine porque extrañaba, parece mentira, estuve una noche nomás. Pero a la otra mañana aparecieron don Gastón Guelfi, Carámbula y Magariños. A fines de 1959 ya pasé a Peñarol.

¡Si habrá gustado! Don Gastón ¡qué hombre bárbaro! nunca me quiso vender, siempre fui en préstamo a otros cuadros. Me quería como a un hijo. Recuerdo que iba a Los Aromos de mañana y me hacía así [hace la seña con los dedos] de uno o dos goles. Yo ganaba poco, tenía que pagar la pensión y todo, pero si triunfábamos me decía que pasara por el negocio de él en calle Valparaíso, me daba un vale y en la sede cobraba unos pesos más.

¿Cuándo pasó a primera? Jugaba en 3ª, había reserva pero nosotros hacíamos el preliminar de la 1ª. Teníamos un cuadro bárbaro, empezaba Cubilla, Rocha, toda esa gente. En el '60 andaba haciendo goles mientras Míguez y Hohberg estaban en el ocaso y la tribuna me empezó a pedir. Pero también hay recuerdos malos, tuve la mala fortuna de lesionarme en los meniscos, me sacaron los dos y ya nunca me sentí el mismo jugador. En ese campeonato, en 1ª faltaban unas seis fechas y llevaba 13 goles. Jugamos con Fénix, en seguida de empezar hice otro gol y ahí me lesioné, me operaron y me costó la recuperación. Si hubiera habido en esa época los adelantos que hay ahora... Igualmente salí goleador del Campeonato Uruguayo con 14 goles. Salimos campeones y en 1961 también.

¿Y en lo internacional? En el '60 fuimos a jugar la Libertadores, yo era suplente de Hohberg. Las finales fueron contra Real de Madrid, en Montevideo salimos 0-0 pero allá perdimos 5-1. A mitad de año salimos campeones de la Libertadores en Paraguay, ganándole al Olimpia en Puerto Sajonia. Después las finales contra el Benfica, yo jugué allá en Portugal y perdimos 1-0. Pero aquí ganamos 5-0 y después en el mismo Estadio Centenario la finalísima 2-1, primera vez que un cuadro sudamericano salió campeón de la Copa Intercontinental.

¿Cómo vivía los partidos? no parece nervioso. Es que no lo era para nada, aquel cuadro tampoco, no había temor a ninguno. En esa época tallaban Peñarol, Real de Madrid y el Santos, qué jugadores había! Me acuerdo de Garrincha, un jugadorazo, pero cuando vino a Montevideo con Botafogo, de primera Roberto [Matosas] lo frenó dos o tres veces. Pero es una cosa muy linda oír el aliento de la gente y más cuando uno hace un gol.

¿Y cómo vivió la fama? Yo tranquilo nomás, siempre fui igual, jamás compraba diarios, sólo miraba los que me llevaban. Tengo fotos -que nunca junté- de personas que me las regalaron. No sé qué me daba, yo estaba para jugar al fútbol y nada más.

¿El primer clásico? Tuvimos la suerte de salir campeones en 3ª, le ganamos a Nacional en reserva y 1ª. El partido que me quedó más grabado fue un clásico por el '61 en Montevideo. Íbamos perdiendo 2-0, jugando muy bien Nacional. Fuimos al vestuario y Bagnulo nos dice: no está perdido, si hacemos un gol antes de los 15 minutos del segundo tiempo les podemos ganar. Así fue, con un tiro libre Walter Aguerre le hizo un gol a Roberto Sosa. Después un centro pasado de Joya que pude cabecear y empatamos. Y como estaba lesionado en la rodilla, me ponen de puntero, empatamos y sobre la hora hice el otro y ganamos 3-2. En Peñarol siempre se acuerdan, con empatar Nacional ya era campeón.

El clásico que Clano no olvidaba

26 de noviembre 1961. Copa Uruguaya. Estadio Centenario: entradas vendidas 42.775, recaudación $ 289.694. Jueces: J. C. Armental, J. A. Baldizoni, F. Pardiñas.

Peñarol (3): Maidana, Edgardo González, William Martínez, Aguerre, Gonçalvez, Cano, Rocha, Sacía, Cabrera, Spencer, Joya. Nacional (2): Sosa, Mario Méndez, Troche, Origoni, Ruben González, Emilio Alvarez, Salvá, Douksas, Rodrigo da Costa, J. J. Rodríguez, Escalada. Goles: 29' Rodríguez y 44' Escalada (N), 53' Aguerre, 75' y 89' Cabrera (P).

¿Mundiales? El de 1962 en Chile, jugué en las eliminatorias con Bolivia, allá 1-1 y aquí ganamos 2-1 y nos clasificamos. Hicimos una gira por Europa con la preselección uruguaya, y conocí varios países, Alemania, Dinamarca, Checoslovaquia pero no me da la memoria y no me acuerdo de los resultados. El técnico era Nino Corazzo. [De archivo Entrega 2000: 11, 18, 22 y 27 de abril, 2 de mayo: respectivamente: Alemania Occidental 0-3, Hungría 1-1, Checoslovaquia 1-3, Rusia 0-5, Escocia 3-2]

¿Qué pasó en la concentración en Chile? Resulta que estábamos en Arica y eran tres los directores técnicos, Bagnulo, Scarone y Juancito López. Estábamos almorzando, yo no sé si Cubilla fue que pidió un plato más de sopa para no comer lo que venía, el Hugo le dijo que no, y entonces el Pardo se levantó y se fue a la piscina. Bagnulo lo fue a buscar, y nada más que yo me acuerde.

¿Los partidos? El primero fue contra Colombia, yo no lo jugué, entró Ronald Langón. El segundo partido fue contra Yugoslavia, perdimos 3-1, hice el gol, fue una jugada de Cubilla y pude cabecear. Pero lo echaron... [se ríe] y sí, hubo problemas con el 6 de ellos, el capitán, me dio una patada en el piso, le tiré un piñazo y se pusieron malísimos, ahí los dos para afuera. El último lo perdimos contra Rusia, tenían un golero muy bueno Yashin, y quedamos eliminados.

¿Qué sintió al entrar en esa peladera que era Arica? Y sí, no había pasto como cuando usted la conoció, pero uno estaba bastante acostumbrado a jugar en suelo duro, aquí mismo hay canchas así. En realidad yo no pensaba mucho, la mía era entrar a jugar ese partido y nada más.

OTROS EQUIPOS

¿Cuándo se fue de Peñarol? En 1965 pasé a Newell's Old Boys de Rosario, pero no alcancé a estar toda la temporada. Estaba otro uruguayo un back De los Santos, y buenos compañeros. Cuando debuté, le ganamos a Gimnasia y Esgrima en La Plata.

¿Qué hizo entonces? Volví a Uruguay y me prestaron a Wanderers, lindo cuadro y muy buena gente. El último partido lo jugué contra Danubio en el Parque Viera, hice un gol de chilena y la hinchada -la mayoría medio viejitos- me esperaron y pedían que me quedara otro año. De ahí de vuelta a Peñarol en 1967, pero ya no era el mismo. En 1968 fui al Emelec de Guayaquil en Ecuador, un cuadrazo. Me quisieron hacer contrato por otros dos años pero no quise quedarme. No era una ciudad linda en aquella época, la gente me trató muy bien pero cuando salíamos al centro con los uruguayos, a veces teníamos algún problema. Estábamos con Eduardo García el que fue arquero de Peñarol, Beltrán Sosa, un muchacho Rafael Sánchez. Salimos segundos o terceros. Había que viajar en avión o en ómnibus, mucha montaña.

¿Volvió al Uruguay? Sí a Montevideo, estuve una temporada en Danubio creo que estaba en la B, salí goleador. Para quedar libre, en 1970 fui al Wanderers de Santa Lucía, luego regresé al Independiente de Mercedes. Pero un día voy a Montevideo y me encuentro con Hugo Bagnulo, que era DT de Huracán Buceo. Me dijo que si me animaba a dar una manito hablaba con los dirigentes. Yo tenía el pase en la mano y arreglamos. Estuve en el '71 y 72, algunos goles hice, era cuadro de media tabla. Agarramos una girita linda a España, pero como quien dice, por el pasaje y la comida. Ganamos casi todos los partidos, perdimos uno solo contra el Celta de Vigo, y eso que se jugaba hoy por ejemplo, después a viajar toda la noche y al otro día partido de nuevo, fue la primera gira europea de Huracán Buceo.

EN MERCEDES

¿Se retiró del profesionalismo? Ahí volví a Mercedes, me había casado en 1963 y me divorcié en el '70, tengo una hija de 27 años que vive en Australia, hay buena relación, me escribe todos los meses. Cuando volví aquí estuve en varios equipos, Los Colores, Racing y Peñarol. El último partido oficial fue contra Olímpico en la cancha de Independiente. Me hicieron un foul y se me hinchó toda la pierna, la rodilla me quedó negra y dejé, fue en 1974.

Medallas, trofeos, diplomas. Algunos tengo, el más lindo es éste [lo muestra], me lo regaló Gonçalvez en un homenaje que nos hicieron en junio de 1969, a los campeones de 1961 y 1966. Me acuerdo que fui con un amigo de aquí, Sergio Matturo que tiene barraca. Había dos, uno para Alberto Spencer y el otro para él; con muchísima gente, fue en la Parrillada Sud América en General Flores y Garibaldi, el Tito se puso a hablar, agarró el trofeo y me lo dio, yo no lo quería ni agarrar.

Cuénteme lo del Cnel. Rótulo. El Coronel se portó muy bien conmigo, me quería dar trabajo en Montevideo pero yo preferí volver. ¿Y el Bar Deportivo? Estaba en Sánchez y Zapicán, lo pusimos con Jacinto Alvarez, duró el '75 y 76. ¿No se lohabrán tomado? [nos reímos] Yo que sé, no podía andar. Pero no, incluso también dejé completamente de fumar. Y ahora aquí estamos, no hacemos nada.

Nos interesa lo mejor que usted vio en fútbol. Arquero, el Turco Mazurkiewicz. Back Manicera, pero Troche también era bueno. Delantero Cubilla, aquella pelota que le llevó al ruso en México; Artime siempre ubicado me pareció increíble el pique corto que tenía dentro del área y era gol. Juez, el Turco Marino. DT Hugo Bagnulo. El mejor jugador sigue siendo Pelé. Al que le hice más goles en los clásicos fue a Roberto Sosa, muy amigo mío. Compañeros, puedo decir los del '61, Maidana, Joya, Edgardo González que siempre andábamos juntos, Núber Cano, Moacyr era buenísimo. La mejor hinchada era la de Wanderers, pero la de Peñarol también es buena. El mejor gol habrá sido uno de chilena desde fuera del área al Negro Enríquez, en la Colombes, jugando en Peñarol contra Wanderers. Partido: contra Bolivia aquí, 2-1 en las eliminatorias del Mundial, ¿ee acuerda de la Sastrería El Mago? La propaganda decía, lo mejor para el mejor, regalaba un traje y yo me lo saqué.

Cancha difícil. Hay varias, Puerto Sajonia, Villa Belmiro en Santos, la de Boca Juniors. ¿Alguna pelea? Grande se armó en Santiago contra Universidad de Chile con Peñarol. Entró mucha gente pero había muchachos que tiraban bien la piña como el Pepe Sacía, muy buen jugador de fútbol, era lento nomás.

Un momento difícil. Cuando me embromé los ligamentos de la rodilla operada en el '62, ahí pensé que no podía jugar más. Fue en la Colombes contra Defensor. Vino un centro, le voy a pegar de media vuelta, sale el Chivo Pavoni y me trancó la pelota con la frente. Me quedó bailando la pierna. Yo vivía en Durazno casi Paraguay, tomaba unos mates de mañana y cuando me quería parar no podía, me caía solo.

¿El fútbol actual? Ha cambiado todo, cuando hacíamos un gol nos saludábamos, felicitándonos y nada más. En cambio usted vea ahora, se arrodillan en el pasto... me daría vergüenza hacer lo que hacen, se tiran unos arriba de otros, capaz hasta de luxarse [nos reímos]. Me parece que habría que parar un poco, no digo si fuera una final del mundial o un gol definitorio en el último minuto. Y tener constancia yconducta. Sí yo la tuve, hay que trabajar, si no, no hubiera durado tanto. Ahora, pienso que la juventud está un poco equivocada respecto al fútbol. Hay muchachos con condiciones, juegan una temporadita, y ya se marean. Están deseando que termine el partido para ir a bailar o mirar televisión.

Perfil de Rubén Cabrera

Angel Rubén Cabrera Santana, "Clano", nació en Mercedes el 9 de octubre 1939, falleció en la misma ciudad el 14 de noviembre 2010.

¿Una imagen de su infancia? Cuando tenía ocho años comencé a trabajar de albañil, entonces en el Cerro donde nací nos juntábamos muchos botijas con mayores a jugar a la bolita y a veces no teníamos para comprar un caramelo ni nada. Yo le pegaba bien y así hacíamos los vintenes para el otro día, fue una cosa divina. Y jugábamos en Los Olivos [Parque Don Bosco] arco a arco con los mayores, a 10 o 15 metros por un medio [5 centésimos] de aquella época, y siempre me ponían a mí.

¿Tiene algún sueño que se repita? Volver a ver a mi hija que está en Australia y hace tantos años que no la veo.

¿De qué se arrepiente? Uno tendría que haber nacido en esta época, que es más fácil y se gana más dinero.

¿Qué hace en sus ratos libres? Voy bastante a la chacra de mi amigo Méndez Balarini acá cerca, "La Capuchina", la mayoría son jubilados, juntamos unos pesitos y hacemos unas comidas y eso...

Si pudiera elegir ¿dónde estaría ahora? Aquí en Mercedes, no más.

¿A quién le hubiera gustado conocer? Tuve la suerte de haber conversado con Pelé y Garrincha, con eso uno está cumplido.

Clubes donde jugó. Empecé en cuadros de barrio como Wanderers de barrio Artigas, Juventud Soriano, Independiente, Peñarol de Montevideo, pasé en préstamo a Newell's Old Boys, Wanderers de Montevideo, de nuevo en Peñarol, Emelec de Guayaquil, Danubio, Wanderers de Santa Lucía, Independiente, Huracán Buceo, y volví a Mercedes, Peñarol, Los Colores y Racing, me retiré en 1974.

Gol inolvidable. El gol del Mundial contra Yugoslavia, el arquero era Soskic, pero perdimos 3-1. Y después en Montevideo, hice algunos goles de chilena, son lindos. Me acuerdo de uno contra Racing que siempre le hacía partido a Peñarol, a los 2' erré un penal. Y usted sabe como es la hinchada, pero a los pocos minutos viene un corner del Pardo Cubilla desde la Olímpica y Colombes, yo lo esperé pasado y justo hago la chilena, sabe que la pelota me llenó el pie, sonó como un cachetazo. Un golazo, la gente estaba enloquecida... mire que embocarla así ¡cómo puedo hacer eso! pensaba yo.

¿De qué club es hincha? De Peñarol de Montevideo y aquí de Independiente.

¿El mejor equipo que integró? Peñarol de los '60. Luis Maidana, William Martínez y Salvador: Santiago Pino, el Tito Gonçalvez y Walter Aguerre; Cubilla, Linazza, quien le habla, Alberto Spencer y el Lucho Borges.

¿Algo más para decir? Que estoy orgulloso de haber sido jugador de fútbol, la parte económica a mí nunca me interesó. A la gente joven que trate de aprender a jugar, que no copien esas cosas raras que ven en la televisión. Hay que dedicarse, no estar un rato nada más.

lunes, 1 de noviembre de 2010

PORQUE SE LLORA LA TERNURA

Guión de nuestro homenaje a José Carbajal "El sabalero", con las canciones utilizadas. "América Latina" por radio Calviá, Mallorca:
BORRACHO PERO CON FLORES
CHIQUILLADA
NO TE VAYAS NUNCA COMPAÑERA
Ha muerto esta semana José Carbajal.
Uruguay es un país latinoamericano y visto su mapa podemos darle un poco a la imaginación para visualizar un corazón. Si extendemos el poder de la imaginación también es una lágrima que llora hoy por la muerte de uno de sus cantautores más populares.
La muerte se equivocó, una vez más se equivocó. Ha llenado de angustia un país que alaba la ternura y la poesía elaborada de José Carbajal que describe en canto y música la sencillez de la gente uruguaya.
José Carbajal nació en un pueblo de 13.000 habitantes llamado Juan Luis Lacaze. Está situado a orillas del río de la Plata, en el municipio de Colonia. Juan Lacaze, un pueblo de trabajadores de la industria papelera y hasta hace pocos años de la textil, es también un pueblo con pequeño puerto y de pescadores.
A José Carbajal lo conocemos por su apodo: el Sabalero.
Lo conocemos porque compuso Chiquillada y a partir de allí su ternura se prendió fuerte y para siempre en el corazón de todo uruguayo que siempre cantó en cualquier edad de su vida aquello del pantalón cortito, bolsita de los recuerdos.
José Carbajal le cantó a todos esos botijas que con pantalón cortito se reunían en la siesta a jugar al fútbol en cualquier campito, allí donde los arcos se hacen con una piedra, una chancleta vieja o con la imaginación nomás. Le compuso una canción a ese instante del niño de barrio que pasaba su infancia en la compañía de otros iguales en el cañadón o que se disputaban una perrita abandonada mediante un picadito de fútbol en el campito del barrio armando una pelota con cinco medias enrolladas.
CHIQUILLADA
Después José Carbajal compuso una canción a su gente. Sentado en el cordón de la vereda lanzó su pluma bajo la sombra de un árbol bonachón para estampar para siempre un himno popular, cantado por todo uruguayo que se precie de improvisar un coro en cualquier reunión de amigos.
Así, José Carbajal vio pasar la sencillez de su pueblo en su pluma, prolongada en su guitarra e inmortalizando su ternura en el corazón de cada uruguayo.
Elogió la sencillez de la gente, sus costumbres cotidianas, su vida pueblerina en la alegría de sus canciones, en la música que reúne e identifica, recordándonos siempre que hay que seguir la lucha de pan y de trabajo, porque el tamboril se olvida y la miseria no.
A MI GENTE
El Sabalero dejó de estudiar para ponerse a trabajar en la fábrica textil, impulsó un instituto de enseñanza nocturna y pronto marchó a Montevideo para intentar grabar su primer disco.
Chiquillada fue impulsada en Buenos Aires por el argentino Leonardo Favio y la popularidad que le dio a la canción sirvió para que José Carbajal comenzara a transitar con firmeza su trayectoria musical.
Pero en tiempos difíciles para el paisito uruguayo José Carbajal debió partir al exilio y pasó por Argentina, México, Francia, España y finalmente Holanda. Volvió a Uruguay cuando la república oriental recuperó el sistema democrático, pero años después regresó a Holanda, para establecer casi una doble residencia.
Pero El Sabalero siempre volvía. Todos los días volvía a sus villas panchas, sencillitas nomás, a las pequeñas cosas cotidianas que hacen grande la vida, que ponen en alto siempre una condición: la ternura.
LA SENCILLITA
Ha muerto José Carbajal, para los uruguayos un referente de sencillez, un cantautor popular de exquisita ternura, autor de himnos populares.
El Sabalero, del pueblo llamado Juan Lacaze, de fábricas papeleras y textiles, de pescadores junto al río de la Plata, en donde la sencillez abunda como grandiosa condición.
Se ha ido José Carbajal. Los pasajeros de los autobuses públicos de Montevideo ya no lo verán subirse con su guitarra, como hacía en los últimos tiempos, pedir permiso, acomodarse de pie en el medio del autobús y decirles que iba a pasar la gorra, es decir, iba a cantar y después les iba a pedir alguna moneda. Esas monedas iban a ir todas a los merenderos populares, allí donde los botijas podían llenar su pancita de comida caliente.
Botija, término uruguayo que equivale a pibe, chaval, niño, chavo, guaje.
Se fue José Carbajal. El hombre que le cantó a las cosas sencillas y se jugó por el país cuando éste lo necesitaba.
Que mezcló su música de guitarra con los tamboriles libres que trajeron desde su tierra aquellos negros esclavos.
TANTO CANTO TANTO TENGO
LA MUERTE

lunes, 18 de octubre de 2010

EL RESCATE DE MILLONES DE MINEROS

Publicado el 15.10.10 en Sem. Entrega 2000 de Mercedes, Uruguay

... Estas son las horas de los mineros chilenos y los medios, sobre todo la tv pública española, dedican mucho espacio en directo, esperando por la salida de Ávalos en primer lugar. Justo el 12 de octubre estamos a la espera.

En las minas de oro y plata americanas murieron muchos indios cuando la corona de la Iberia conquistó con la espada. Alguno dice que sólo en Potosí murieron ocho millones. En las minas. Indios mineros.

Justo el 12 de octubre, cuando España celebra el día de la fiesta nacional o el día de la hispanidad. Justo el 12 de octubre todo el mundo esperando la salida del primer minero.

La América Latina independizada no demostró rencor histórico para recibir a quienes nos conquistaron después con la espada del verso y del trabajo, otros europeos que encontraron su vida digna y contribuyeron al desarrollo integrándose, engrandeciendo América y ennobleciéndola.

Los inmigrantes crecen dentro de las fuerzas militares españolas. Ya suponen el 7% y más de alguno murió con la bandera española en su brazo, en el uniforme.

Justo el 12 de octubre se espera por la salida del primer minero. La bandera de Chile domina la escena y a todos los demás no nos importa. Si algo tiene como orgullo América Latina es sentirse hermanada. No sé si en todos los continentes pasa lo mismo. Pero en el latinoamericano solemos decir que somos hermanos, más allá de disputas circunstanciales o incluso banales. Y el que no lo siente así pone una muralla.

Justo el 12 de octubre España celebra su fiesta nacional y América Latina revive a sus mineros. A todos los mineros. Incluso a aquellos del Potosí.

Yo no sé si en todos los continentes se sienten hermanos.

En América, la latina, no sólo somos hermanos porque nos haya parido un mismo continente. Sino porque lo sentimos.

Intento juzgar para bien el cambio que al paso de los años le ha dado España a su 12 de octubre. Al fin y al cabo todos tenemos historias que mejor olvidar.

Justo el 12 de octubre comienza el resurgir de 33 hombres, desde lo hondo de la mina. Sus historias son personales e intensas, son muy particulares. La defensa de su propia vida.

Pero para algunos que vemos todo esto por la tv pública, todos aquellos indios mineros también han comenzado a subir, resurgiendo. Porque España puede intentar olvidar o darle un giro a su 12 de octubre. Pero nosotros no, sin rencores, pero no.

Acaba de subir Ávalos, en España ya es 13 de octubre. Porque todo pasa.

No sé si es el dios del presidente Piñera, Inti o quien. Firmo la presente al subir Yáñez, el octavo minero, que la pacha devuelve para estar junto a los suyos. Faltan millones, cuestión de paciencia.

lunes, 20 de septiembre de 2010

"AMÉRICA LATINA"

Volveré a la actividad en este blog después de un paréntesis de dos meses o algo así, destinados a escribir y corregir relatos en forma de libro que me gustaría publicar. Otro de mis deseos que espero poder hacer partícipes a ustedes próximamente.
Mientras tanto continuamos con el programa "América Latina" por radio Calviá, todos los sábados a la hora 13 de España. Hemos estado conociendo personas que crean y desarrollan su arte en Mallorca, venidas desde Argentina, México y Colombia (en las últimas entrevistas) y recibiendo material creativo desde Argentina, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Puerto Rico y México y quizás algún otro lugar que ahora no recuerdo. Recibiendo sugerencias de amigos en cuanto a música o audios para difundir en la isla mallorquina sobre nuestra América Latina.
Es necesario reafirmar el concepto que ese inmenso jardín que es América aporta al mundo muchas cosas y para eso estamos, brindando lo nuestro desde esta radio, como vínculo y como identidad.
El viernes pasado un informativo de televisión encadenó cuatro países latinoamericanos en su información destacada, con audio e imágenes de los sucesos, que no eran otros que la droga y la violencia. Ese paseo dado por los informativos claramente no refleja el sentir de América Latina.
No estamos para juzgar a los informativos de televisión españoles, cada cual refleja lo que desea y vende lo que le conviene. La violencia es noticia y da morbo.
No pretendemos negarnos a lo evidente. Pero en el manejo de los medios de comunicación optamos por aportar mayoritariamente lo positivo que brinda nuestro continente al mundo y una visión más constructora.
América Latina es mucho más de como deciden mostrarnos en algunos medios.
Muchas gracias a todos los que aportan para este programa radial.

jueves, 15 de julio de 2010

SI LO SUPIERAN LOS GRANDES - Reflexión que deja el Mundial de fútbol.

Publicado en Semanario Entrega 2000 de Mercedes, Uruguay

SI LO SUPIERAN LOS GRANDES

“De Independiente”, respondo cuando me preguntan de qué equipo de fútbol “soy” en Uruguay. Entonces me miran con cara de interrogación.

Luego repreguntan: ¿de cuál? ¿ese no es argentino?

No, resulta que está al lado de mi casa. En fin, es también mi casa, lo aseguro. “Pero… ¿de Peñarol o de Nacional?”, insisten.

Mantengo un divorcio diría irreconciliable con el fútbol profesional. Alguna vez me lo cuestiono e incluso me sugiero una envidia por no haber sido uno de estos de pata dura.

Hasta la adolescencia festejé los triunfos de Peñarol y hasta alguna copa Libertadores. Fuimos con un montón de amigos a eliminatorias mundialistas e hicimos dedo para un Uruguay-Brasil con entradas revendidas, entre otras cosas.

Pero desde hace muchos años me resulta indiferente Peñarol. Me gana una sonrisa cuando un “chico” sale campeón “uruguayo”.

En Mercedes “soy” de Independiente y alguno me cuestionará según de la óptica que mire al CAI. Por cuestiones de herencia en nombre, uniforme, canciones y hasta en cómo jugar al fútbol también me gana una sonrisa cuando gana el de Avellaneda, por sentirlo como una especie de hermano mayor, no importa que sea del otro lado del río. Pero sin sacar banderas.

Se me escapó un lagrimón cuando un día llegué al parque Bristol y vi a Barrio Nuevo jugando en la primera división. Y otro cuando Olímpico bajó.

En España digo que voy con el Athletic, recordando a los vascos queridos del Hogar Español de Mercedes, sus posters y banderines de antaño.

Tenemos una tendencia lógica de hinchar por el más débil cuando juegan dos equipos ajenos a nuestros sentimientos. O de ser contras nada más.

Me abruma el fútbol y los comentarios de los periodistas y de los jugadores y de los entrenadores profesionales, los cuales tienen prohibido escaparse de que “son cosas del fútbol y que el rival será difícil”.

Decir que el fútbol profesional es como un opio del pueblo es navegar contra corriente mayoritaria que en los tiempos modernos festeja hasta las derrotas… otra discusión. Son las opiniones de las nuevas generaciones que se imponen, desafiando el “cumplidos sólo si ganamos”, el libertad o muerte, la patria o la tumba, el todo o nada.

Siempre lo mismo.

El mundial “empieza” cuando se juega contra un “grande”. ¿Esta Alemania es un grande? ¿O más grande fue Paraguay, midiéndolos en la misma vara española?

Me gusta el fútbol como espectáculo, como actividad, como deporte. Pero me abruma el circo futbolero profesional. Me abruma que en España se hable siempre del Real Madrid y Barcelona, ganen o pierdan. Porque son los que más venden, los que más hinchas tienen. Los otros casi no existen. Una Liga para dos.

Me abruman Boca y River, Manchester y Chelsea. Brasil es siempre favorito, como Italia, Inglaterra, Argentina.

¿Y porqué los uruguayos sentimos tanto la camiseta celeste? Nacimos allí, dirá uno, es muy claro. Nos educamos allí, dirá otro, poniéndome cara de ¿no entendés lo que es ser uruguayo? ¿Y porqué nos enorgullecemos a los cuatro vientos cuando gana la selección? Y nos sentimos más orientales porque el mundo se pregunta cómo un país tan pequeño, de tan poca población, pueda llegar tan lejos y tener tanta historia futbolera.

Entonces nos agrandamos. Hasta yo me agrando cuando por carambola empieza a difundirse la filosofía del oriental de bajo perfil, sensato, educado, humilde. El oriental que se enorgullece a más no poder de ser hincha de una selección de un país pequeño, de pocos habitantes, humildón en el sur del sur, que siempre peleó en desventaja, en minoría, con perros cimarrones y a pecho descubierto. ¡Sólo nosotros le ganamos a 200.000, una final a Brasil y en Brasil! Cómo nos gustan las hazañas de nuestra historia, el paisito y evocar al negro jefe. Somos la heroicidad del débil, el chico de las hazañas que cuando las puede saborear las disfruta el doble o más, porque cada vez vienen más separadas en el tiempo. ¡Cómo nos gusta ser chicos y meternos a coraje en las finales!

La comunión de la selección y el país se dio por esa identificación y a España llegó la imagen de un país a través de su selección. Yo, escéptico, no tengo problemas en admitir que estos orientales del mundial hicieron llegar la imagen de mi país y su manera de ser. Me importa más que el resultado final.

¡Qué sensato, qué educación el maestro! Perdimos en off-side y ni siquiera protestamos, saludamos al contrario. Que buena gente el goleador y el capitán y las nuevas manos de dios y la cara de niño del portero. ¡Qué grandes que somos! Y eso que somos tan pequeños, tan chicos, tan pocos, tan sencillos.

Peleamos por la libertad con indios, con negros, con lanzas, con coraje y a partir de 33, nada más. Y al fútbol somos así también.

¡Y cómo nos gusta expresarnos así y que nos vean así! Capaces de las hazañas, porque las hazañas son hazañas cuando las conquista el débil.

¿Será por eso que ya no me importa tanto Peñarol? Que he visto a los otros con otros ojos y se me escapa una sonrisa cuando la vuelta olímpica se da en una curva o bajo una farola o en la sombra de las palmeras rochenses.

Siempre lo mismo, siempre Brasil y Alemania.

¿Y Uruguay? Ni cabeza de grupo somos. Nos ponen al lado de Argelia igual. ¡Pero cómo nos gusta que nos ignoren para agrandarnos después!

Qué bueno que, apartados del profesionalismo exagerado de estos tiempos, podamos sentir el coraje y el orgullo del débil como nación, más allá de selección de fútbol. Sentirlo como país, como manera de ser, hacer sentir cómo es un uruguayo. Discreto, de hablar más pausado, medio filósofo, la vida navegando lenta en un mate.

Porque siempre lo mismo. Italia y Argentina, Barza o Real Madrid.

Los grandes. Peñarol y Nacional. Siempre los grandes. A la Fifa le interesan sólo los grandes. ¡Cómo nos gusta decirlo! Y nosotros nos metimos ahí a puro huevo… qué lindo sentirlo. Sentirlo a partir de la heroica nobleza del débil.

Porque siempre los grandes, che. Inglaterra, el Bayern, Francia, el Milán.

Que también disfrutan lo suyo, claro está. Que también hacen vibrar a sus hinchas, los hacen llorar, rabiar, gritar. Que también tienen su magia, claro, cómo negarlo, si son miles sus hinchas, hasta cientos de miles y tan rica su historia. Y por algo será. Porque los grandes también festejan, se emocionan, lloran y yo no quiero desvirtuar su felicidad, ni mucho menos. Me satisface la felicidad popular.

Pero si supieran los grandes lo que se siente amar a una camiseta de un chico, como la de Uruguay, a un país como Uruguay. Si supieran que de nuestras heridas sale sangre celeste. ¡Celeste!, ni siquiera sangre noble azul, no. ¡Celeste! Si supieran cómo se disfruta y cuanto orgullo se siente. Podemos mirar al mundo a la cara, pletóricos.

Entonces el mundo mirará dentro de Uruguay.

Porque intentarán comprender porqué disfruta tanto un chico en ese pequeño espacio en que le tocó disfrutar.

Si lo supieran los grandes.

martes, 13 de julio de 2010

EL APRENDIZAJE DEL AJEDREZ EN GRUPO - ROBERTO OSORES

Recibido de mi amigo Roberto Osores:

Una práctica necesaria

El aprendizaje del ajedrez en grupo

Roberto Osores Frías

La experiencia como profesor de ajedrez, me ha demostrado que es en grupo donde mejor aprovechamos la clase.

Muchos padres –y a veces algunos adolescentes- me han solicitado clases individuales. A ellas me he opuesto siempre, y he salido del paso muy a menudo con argumentos engañosos.

Pero la verdad, es que no creo en una clase individual. Aunque sí creo en una clase “personalizada de muchos individuos”. Parece paradójico, y a continuación trataré de explicar mis convicciones.

¿Frente a qué me encuentro cuando estoy en una clase que componemos, por ejemplo, diez estudiantes y un profesor?

Primero que nada, frente a niveles de juego. Para esto, hago una selección previa que evite grandes distancias. A continuación, distintos grados de experiencia, según la procedencia (de otro club, de una escuela, del juego con sus amigos de barrio, de otro profesor). Distintos niveles de comprensión, según niveles socioeconómicos y culturales. Distintos niveles de desarrollo psíquico, según edades (también a esto trato de neutralizarlo con una elección previa, aunque no siempre es posible, y ni siempre la edad puede ser determinante). Distintos grados de respuesta, según rasgos personales (timidez, audacia, grado de confianza del estudiante con el grupo o con el profesor).

Todo esto, hace parecer imposible la enseñanza grupal del ajedrez.

Y sin embargo, es precisamente esa riqueza, hija de la diversidad, la que nos permite dar una clase de esas de las que uno sale contento, porque sintió que se tuvo que esforzar para ser comprendido, presentar el mismo ejemplo de diez formas diferentes, expresarse de diez maneras distintas, y aún así, alguno o alguna de las estudiantes quedó con dudas.

Tengo que saber que me encuentro frente a diez personas distintas.

Es que, cuando planteo una variante (una serie de jugadas que se concatenan a partir de una estrategia común), algunos ponen en duda que esa sea la mejor manera de llevar adelante el plan. Y entonces me veo obligado a desarrollar las variantes que mis “inoportunos” amiguitos y amiguitas plantearon. Lo que fue pasado por alto por considerarlo banal, dado el avanzado nivel de juego que supuse en la preselección, resulta que ahora es necesario explicarlo detalladamente, porque habían algunas dudas. Bueno, de cualquier manera, se ha perdido un poco de tiempo, pero ha servido de un buen repaso para todos.

¿Y ahora qué? Parece que hay un par de “chicos malos” que me plantean que frente a esta situación, teniendo en cuanta algunas cosillas que yo había desestimado en la preparación de la clase, ellos optarían por hacer otro plan, y no el que yo planteé que había que llevar adelante... La jugada que ellos proponen es la ubicación de un caballo en un lugar muy destacado, interesante y –vamos a aceptarlo- hace peligrar la posición del enemigo. Pero yo les insisto que el alfil parece más seguro, tiene un rápido retorno, y además la partida que estoy mostrando es de un campeón y él jugó así. Les pregunto por qué prefieren atacar con el caballo. Y los dos, me contestan que se sienten más seguros con el caballo que con el alfil.

No les puedo rebatir. Son sus opciones personales. En esa situación dada, el campeón eligió una estrategia, los niños proponen otra, que no es errada. Y además... ¿no tienen derecho ellos a elegir su propio plan, a construir su propio futuro, a ser efectivamente los protagonistas?

Pero, la cuestión se me complica más, cuando presento un problema a resolver (por ejemplo un jaque mate en tres jugadas) y los de nivel más bajo, encuentran la solución casi inmediatamente.

Para mi tranquilidad, Howard Gardner viene en mi auxilio con su teoría de las inteligencias múltiples. La lógica matemática (que parece ser el paradigma del ajedrez), no es utilizado a pleno por algunos estudiantes. Estos utilizan otras formas de inteligencia. La jugada que parece inverosímil, se transforma, a los ojos asombrados de la mayoría de los estudiantes, en la solución inequívoca. Y lo más increíble, explicada por los niños que juegan “menos”. Cuando pongo algunos de estos problemas, que apelan a otras inteligencias, siento placer al anunciar: “mate en tres ¡y a ver quiénes juegan menos!!”. He aprendido a reírme de estas “rarezas”. En realidad, no hay nada “raro”. Lo que hay es una disposición diferente de cómo resolver el problema. El pensamiento lateral, aparece aquí como único camino de resolución de determinados problemas.

¿Por qué cuando imagino un hombre en ascensor, lo imagino de 1,90 metros, de bigote, de unos cuarenta años, casado, y con toda una serie de atributos? Solo se ha mencionado que un hombre va en ascensor. Lo demás, es creación, y esa creación no nos deja ver una fácil solución a una determinada interrogante. Muevo el alfil tres veces. En los tres movimientos dejo “ahogado” el rey adversario. ¿Por qué saco en conclusión que “todo movimiento de alfil dejará el rey ahogado”? El método que empleamos “normalmente” no es una herramienta que nos ayude a resolver todos los problemas del ajedrez. Será necesario aplicar otras “inteligencias”.

Esta vez, el grupo es una fuente de ejemplos maravilloso para poder explicar cómo debimos haber analizado la situación. Ni inducción ni deducción, simplemente pensamiento lateral.

Este será el aporte de aquellos que “juegan menos”. Tratemos ahora de pensar diferente. De ver cosas diferentes. Tratemos de ver lo que no se ve.

Y en este juego de ocupar puestos de observador, el niño aprende a respetar al diferente, a querer al diferente. A saber que aquel que piensa distinto, es necesario, imprescindible. Al ajedrecista le cuesta poco ponerse en lugar del otro (está obligado a ponerse en lugar del otro para tratar de descubrir sus intenciones). En el aprendizaje grupal, esto puede ser utilizado hasta extremos increíbles (1). El ejercicio intelectual de intentar ver las cosas desde ángulos diferentes trasmite al niño y al joven, el respeto por el otro... porque el juego nos obliga a pensar como piensan otros. En este juego, nadie está discriminado. Todos aportamos- Y mi aporte es valorado, por lo tanto yo valgo, y si soy considerado por los demás... me siento seguro. En fin, el juego logra una mayor autoestima de los individuos que conforman el grupo.

En realidad lo que logran algunos niños, es imaginar un futuro diferente (un mundo diferente) a partir de ver lo que los demás no vemos, de percibir el estruendo del silencio, de percibir lo multicolor en el blanco puro. En fin, de percibir y actuar sin prehipótesis.

Y el ajedrez grupal es un universo increíble de variedades, que no debemos olvidar, menos aún ignorar, desestimar o menospreciar. Y esto no es impedimento para tener con cada uno de los estudiantes, un tratamiento “personalizado”, es decir, una propuesta que lo distinga de acuerdo a su característica. Cuando no logro diferenciarlos, no doy una clase, apenas realizo un monólogo en el que no hay aprendizaje.