Publicado en Semanario Entrega 2000 de Mercedes, Uruguay
EN TREVI HAY UNA FUENTE
La Fontana di Trevi es mágica, vaya descubrimiento. Con sus monedas. Llegar a ella luego de pasar por calles estrechas rodeadas de locales de venta de souvenirs y recuerdos no hacen otra cosa que aumentar el deseo.
Aparece casi de repente, llena de gente, de cámaras fotográficas y flashes, de monedas que unos dicen se deben lanzar con la mano derecha por sobre el hombro izquierdo, que una, dos o tres monedas según lo que pidas, ritual popular a partir de la película Tres monedas en la fuente, del 54.
Voces de muchos lugares y la sensación de estar y pertenecer por un rato a un lugar emblemático, hermoso. Donde Anita Ekberg y Mastroianni permanecen con el espíritu de La Dolce Vita, ruido del agua, iluminación nocturna, el Fellini del 60. Cuesta dejar atrás la Fuente, su Neptuno, la abundancia, la salubridad, los desafíos arquitectónicos del siglo XVIII, la Roma antigua del agua pura y sus acueductos y fuentes, el Palacio Poli, papas y poder, arte.
La fuente está rodeada de edificios, lo hacen un lugar pequeño, se llega por callejuelas y por aparecer de golpe se vuelve majestuosa, aumenta su belleza. La nota la dan los interminables pedidos de muchachos indios (o paquistaníes) que a un costo de 5 euros pretenden negociar con los turistas una foto, con las viejas máquinas Polaroid. Hay bastantes y son insistentes. En el mundo actual donde todos tienen una cámara digital parece algo propio del pasado.
Es difícil calcular cuántas fotos son tomadas a diario en la fuente.
Otra cosa que me llamo la atención, estimado Pepe, fue que Roma conserva en pleno centro calles de adoquín. Recuerdo que en algún momento fueron cuestionadas en la Mercedes del Hum.
Hasta la próxima, me quedo en Trevi, que es mucho más que una fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario