GUILLERMO MORDILLO
"EL HUMOR ES LA TERNURA DEL MIEDO"
(Entrevista realizada en Radio Calviá (Mallorca, España), el 22.6.13, gracias al contacto y gentileza de Eduardo Basigalup)
Guillermo Mordillo Menéndez, humorista gráfico. Nació en
Villa Pueyrredón, Buenos Aires, Argentina el 4 de agosto de 1932. A los 12 años
decidió aprender dibujo y sus padres emigrantes españoles lo apoyaron. Veranea
en Calviá, Mallorca y aceptó una entrevista que dejó transmitir su permanente
humor y su memoria prodigiosa.
22.6.13 - Con Guillermo Mordillo en Radio Calviá (Mallorca, España) |
Los personajes de sus dibujos no hablan, siempre quiso tener
un estilo propio y aunque demoró en llegar 25 años, lo consiguió. Encara ahora
el proyecto más importante de su vida y todos los días comparte la temprana
mañana dibujando. Me confirmó lo que siempre decía, que el humor es la ternura
del miedo.
Tomando unos mates comenzamos una entrevista muy llevadera
por las ganas que tenía de hablar, su cercanía y sencillez, propias de los
grandes. A pesar que desde joven ha vivido en varios países su conversación
siempre tiene palabras o frases típicas de Argentina. Será como él dice, que la
patria de uno es la infancia.
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¿Por
qué el humor?
Soy consciente del verdadero
sufrimiento de la humanidad en el mundo entero. No hay más que escuchar las
noticias y mi trabajo es un antídoto contra esas situaciones en muchos casos
injustas y dolorosas, como es el sufrimiento. Por eso es que hago humor, porque
tengo miedo de muchas cosas.
Los periodistas me preguntaban cuál
era mi definición del humor y un día la encontré en un viaje en tren y se me
ocurrió esta frase: el humor es la ternura del miedo. Corresponde exactamente a
lo que pienso y hago.
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¿De
qué tienes miedo?
Tengo miedo de no saber y esa
pregunta me la he hecho desde chico. No saber de dónde venimos, dónde estamos,
dónde vamos. Cuando tenía unos 50 años me enteré que yo era agnóstico. Nací en
una familia católica pero nunca el discurso de la iglesia católica ni de
ninguna otra me convencía. Y un día me enteré que era agnóstico, aunque no
ateo. Pienso que hay algo, pero no sé lo que es. Y como todas las religiones,
para mí, son invenciones del hombre, la respuesta la tiene que dar el absoluto,
pero el absoluto no sé que es.
-
¿Le
tienes miedo a la muerte?
A la de los demás, a la mía no. El
día después de mi muerte no podré decir que me morí ayer. Ni al minuto después
de la muerte. En cambio los demás sí y es muy importante. Todavía no sé dónde
vamos (ríe).
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¿Tenés
idea cuántos millones de personas pueden haber visto tus dibujos?
No, pero tengo idea de que hay gente
que le gusta lo que yo hago. Hay gente que no ha visto nunca un dibujo mío. Hay
gente que los ha visto y son indiferentes. No sé en qué proporción. Es como el
jugador de fútbol, que está rodeado de los hinchas de su equipo y parece que se
cree Dios, incluso. Pero está en contacto con gente que no tiene idea quiénes
son, ni de dónde juegan ni nada. Viven en un mundo aparte y yo no quiero vivir
en un mundo aparte, quiero vivir en este planeta por el momento. Después
veremos dónde viviremos. (ríe)
-
¿Tu
edad?
La anécdota más antigua y
significativa fue en 1937. Tenía 5 años. Agarré a mi mamá por la mano y la
llevé al cine y vimos juntos “Blancanieves y los siete enanitos”. A partir de
ese día fue el clic. Dibujaba ya, pero a partir de ese día lo hago todos los
días. Dibujar no es sólo las ganas de dibujar. Hay palabras como la vocación,
la inspiración. La palabra ganas no es bonita, pero es la verdadera. Tener
ganas de hacer algo. Incluso cuando uno tiene mucha edad. Acabo de hacer una
exposición en Munich, Alemania y la titularon lo que yo siempre digo, que no
tengo 80 años sino cuatro veces 20. Porque cuando tenía 20 años dibujaba con
gran entusiasmo. A los 40 el mismo entusiasmo. A los 60 el mismo entusiasmo con
un poco más de experiencia y a los 80 el mismo entusiasmo con más experiencia,
más técnica, más proyectos.
En este momento estoy trabajando en
el proyecto más importante de mi vida, con 80 años, y que es una consecuencia
de Blancanieves y los siete enanos. Es una película de largometraje, en 3D, que
se está haciendo en Alemania. La hemos empezado hace dos años y pensamos
terminarla en 2015 o 16. Es un gran proyecto. Empecé a hacer esta película en
1937 y tengo impaciencia para que empiece la producción porque estamos todavía
en el argumento. Estoy creando los personajes, el decorado. Es el gran proyecto
de mi vida. Tengo un miedo… y lo que también tengo es el título, “La isla
loca”. Me preocupa que la producción quiere que los personajes hablen y mis personajes
no hablan. Veremos qué pasa, estoy muy impaciente para saber cuál es el
resultado, el efecto de mis personajes hablando. La jirafa va a hablar, aunque
la verdadera no habla, no admite sonidos.
-
¿Perderá
la magia si habla?
O puede ganar, no sé.
Tengo curiosidad por saber qué va a pasar. Es un desafío y es lindo tenerlo a
esta altura de la vida. Porque mi mejor discurso es el silencio, lo entiende
todo el mundo. Aunque yo hablo cuatro idiomas, mal, pero los hablo. Todos con
acento, pero el único donde no tengo acento es en mi trabajo. Les van a poner
voz y diálogo, es muy importante el cambio.
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¿Por
qué haces humor sin que hablen tus personajes?
Circunstancias. Estoy
viviendo en París con 34 años. En ese momento mi actividad eran tarjetas
humanísticas y no hacía lo que hago ahora. Por una cuestión de salario y aumento
que me daban pero no era lo que yo quería, de cabeza dura dije “me voy”. Estaba
en París, pero me quedé en Pampa y la vía, sin trabajo, sin familia porque
todavía no conocía a mi mujer y sin muchas reservas porque había ido a
Argentina a ver a la familia. Cuando regreso a París pido el aumento, no me lo
dieron y sin trabajo, solo y sin dominar el idioma. Por eso mis dibujos son sin
palabras. Un colega me dijo por qué no hacés dibujos para la prensa y no lo
había hecho nunca. Empecé a hacerlos pero sin diálogos, sin palabras… y me
salió bien. Por eso estamos haciendo esta nota 47 años después.
Dibujo de Mordillo |
-
¿Villa
Pueyrredón?
No solamente nací allí.
No me fui de Argentina, me fui de Villa Pueyrredón (ríe), porque yo no conocía
nada. Había estado una vez en Mar del Plata. A los 20 años visité con unos
amigos Mar del Plata y al día siguiente estábamos todos secos, nos habíamos
gastado toda la guita (dinero). Mucho más tarde conocí Córdoba… y nada más.
Porque en la época que era joven y jugábamos a la pelota todos los días en la
calle no íbamos de vacaciones. Ni a la montaña, la nieve o el mar. Mar vi
cuando fui a Perú y la nieve la vi por primera vez en Nueva York. Y puedo decir
que mi infancia fue muy feliz, siempre por el mismo motivo porque estas ganas
de dibujar, que para mí es un misterio porque todos los días me pregunto por
qué tengo tantas ganas de dibujar, es increíble. Yo mismo no puedo explicarlo,
una varita mágica, qué se yo. Y esa era mi infancia, jugar a la pelota todos
los días con los amigos, que es lo mejor que puede existir porque los ves todos
los días… jugás, practicás. Íbamos al cine los sábados, costaba 20 centavos y
veíamos tres películas (ríe). Creo que es el cine 25 de Mayo en Villa Urquiza.
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¿Disney?
Me gustaba, fue una
época de mi vida. Disney no dibujaba y es el dibujante más famoso del mundo. A
los 24 años decidió no dibujar más porque se consideraba mediocre. Vi dibujos
de él y no era muy hábil, tampoco era bueno como animador. A esa edad decide dirigir
dibujantes y animadores. Ninguno de sus personajes fue creado por él. Tengo los
nombres de los dibujantes que crearon al ratón Mickey, al pato Donald y muchos
más. La pauta era que todo lo que se creaba en el interior de los estudios
Disney pertenecía intelectualmente a él, a su estudio. Hay un personaje que
nació el mismo año que yo: Goofy. Y mi hermana el mismo año que el pato Donald,
en el 34. (Mordillo es capaz de hablar mil historias sobre Disney con su
memoria prodigiosa)
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¿Música
mientras dibujas?
El Requiem de Mozart
significa un descubrimiento, debe estar relacionado con la edad. Generalmente
escucho radio y me gusta la que no tiene publicidad. Te ayuda, te acompaña la
voz humana. Cuando busco concentración elijo entre el silencio total o el Requiem.
No sé lo que dicen las palabras, supongo que es religiosa, no sé. Pero es la
música la que tiene la magia, es increíble.
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¿Amparo?
Con Amparo (Camarassa,
su esposa) nos conocimos en París, es de origen valenciana porque nació en
España, pero a los 4 años la llevaron a París y su cultura es francesa. Habla
francés sin acento y español con acento. Es la madre de mis hijos, abuela de
mis nietos. La conocí en una cena. Mis hijos se llaman Sebastián y Cecilia,
queríamos nombres que se pronunciaran igual en francés y español. Nacieron en
París y mi hija es muy parisina y mi hijo más internacional porque ha vivido en
varios países y habla cuatro idiomas sin acento. Habla como un italiano,
francés, inglés o español, sin acento. Mi hija también. Sebastián acaba de
regresar de Australia, fue piloto de Fórmula 3 y se retiró, ahora tiene 43
años. Cecilia es colega mía, está participando en la producción de la película,
es mi principal asistente y es un lujo tener a tu hija de ese modo.
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¿Transmitís
la argentinidad a tus hijos?
No, ellos son libres,
incluso no están bautizados. Y a la argentinidad mucha bolilla no le dan. Han
estado de visita en Argentina, les gusta la gente, la familia… sabés que la
nacionalidad de cada uno de nosotros es la infancia. La mía está en Argentina.
Mi juventud también, me fui a los 23 años. Pero esa es la patria.
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¿El
fútbol?
Hubo mucho fútbol en mi
vida aunque he jugado en una cancha verdadera tres veces, creo. El resto en la
calle, en los baldíos. Mi experiencia en una cancha de fútbol verdadera es que
a los diez minutos estaba asfixiado. Uno no está entrenado, se pone a correr
como un loco y en diez minutos no tenés más aire. Y me gustan los arqueros
(porteros), son los que más sufren, si te marcan un gol la culpa es de él, qué
se yo. Sale a protestarle a los defensas: “¿cómo los dejaste solos?”… me
encantan los arqueros.
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¿De
qué equipo sos hincha?
Soy una especie de
extraterrestre en esto del fútbol porque de pibe era hincha de Boca. Lo más
fácil era ser hincha de Boca. Me di cuenta que con Boca iba a sufrir toda la
vida. Tengo amigos de mi edad, hinchas de Boca y sufren y cuando tenía 12 años
iba con mi papá, que era hincha de River, al Monumental en bicicleta, no
teníamos coche. Íbamos siempre a ver River-Boca. Siempre ganó River, era la
época de la máquina: Pedernera, Labruna, Loustau. Y debo ser un caso único,
renuncio a ser hincha de Boca. Más tarde mi mamá me dice: “a mí me gustaría ser
hincha de un cuadro de fútbol así los domingos tengo en qué pensar”. Le digo:
“mamá, vos de soltera vivías en Caballito, tenés ojos verdes, te llamás Oliva,
tenés que ser hincha de Ferro (la camiseta de Ferrocarril Oeste, barrio de
Caballito, es verde). Llegaban los domingos y mamá preguntaba: ¿cómo
salimos?... y perdimos mamá, pero tuvimos mala suerte. Me fui haciendo hincha
de Ferro y al final de la vida de mi mamá le hice una pregunta que pocos hijos
le hacen a la madre: “mamá, ¿dónde me hicieron?”… “ te hicimos en Caballito”.
Yo nací en Villa Pueyrredón, ella sabía que llegaba encinta de Caballito. Y me
hubiera hecho hincha de Ferro mucho antes. Mi mamá tenía mucho sentido del
humor, heredé de ella el fondo de ver las cosas con humor.
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¿De
dónde eran tus padres?
Mi mamá era asturiana,
española y mi papá extremeño. Los Mordillo son extremeños y he estado en el
pueblo, Guijo de Granadilla, provincia de Cáceres. Tiene menos habitantes hoy
que cuando ellos se fueron. Este año se cumplen cien años de la llegada de los
Mordillo a Buenos Aires, llegaron el 3 de noviembre de 1913. Y para mí se
cumplen 50 años de mi llegada a Europa. Mi papá llegó a Argentina con 9 años y
mi mamá llegó a Argentina en 1928 que es un año como si fuera una anticipación
porque es el año que nace el ratón Mickey y también Patoruzú.
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¿Mantuvieron
el acento?
Mi papá se hizo
argentino y mi mamá nunca cambió, murió asturiana. Una vez la invité, en 1980,
y volvió a Asturias y se encontró con una hermana.
Al que no conocí y no
lo haré nunca es a mi abuelo materno, nunca se sacó una foto, nunca sabré cómo
era. Son detalles… pero están conmigo eh… están conmigo. Mi abuelo materno era
minero, en las minas de carbón de Asturias. Me hubiera gustado conocerlo. Era
socialista. Un tío me dice “sí, pero era socialista…” y si, si era minero en
las minas de carbón qué querés que sea…
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¿Conocés
gente conocida?
Me gusta Chabuca
Granda, “La flor de la canela” es un himno en Perú. Se lo escuché a ella misma
cantarlo en una casa de familia. Se puso a cantar, tuve esa suerte. Y también
escuche a Violeta Parra, quien creó “Gracias a la vida”, cantar en París. Y con
Mercedes Sosa… tres mujeres, tres grandes intérpretes. Tuve la suerte de
conocer a Mercedes Sosa. Estuve en su casa, en sus conciertos. Tenía un dibujo
mío en su casa, en su salón y una vez me cantó teniéndome las manos. Ahora ni
me acuerdo lo que me cantó, estaba con tanta emoción pero me acuerdo de la
suavidad de sus manos, una gran persona. Siempre que me encontré con ella fue
en París, para mí era casi parisina.
También le di la mano a Charlie
Chaplin. Fue el 12 de enero de 1967, a las 7.30 de la tarde, en París. Y tengo
otra, que ocurrió en Roma. Fui por tres días porque iban a presentar mis
dibujos animados en la televisión. Me encontré con Oski, gran colega mía y gran
maestro. Si tengo que mencionar un gran maestro argentino es Oski. Fui a la
casa, nos fuimos a cenar y después a la exposición donde había mucha gente y en
un momento dado me hacía falta aire. Le digo a Oski: salgo fuera a tomar aire.
Calle Margutta, empedrada, me pongo a caminar y alguien me alcanza y me
pregunta en italiano la hora. Lo miro y era Federico Fellini. ¡Fellini me
estaba preguntando la hora en la vía Margutta, en Roma! Y me dicen: “vos tenés
una suerte…, hace 40 años que vivimos aquí y nunca lo vimos a Fellini. Hace un
par de meses fui a Roma, fui a la calle Margutta y en el metro cuadrado donde
Fellini me preguntó la hora me saqué una foto con un colega italiano, que hace
el gesto cómo que me está pidiendo la hora. Reconstruí la escena. Fellini vivía
en esa calle. Los coches siguen sin pasar, pero ahora pueden estacionar, la
única diferencia que encontré después.
Y a Cortázar lo crucé
en la calle, lo vi en París. También compartí un vaso de whisky, recuerdo que
era un vaso de plástico, con Anita Ekberg, de “La dolce vita”.
Me cruzo con la gente
en la calle y observás que no miran nada, miran el suelo, a cualquier lado,
pero no miran a la persona. Yo miro a todos los que me cruzo en la calle.
Cualquiera seguramente se ha cruzado con alguien muy conocido pero no lo ve.
Por ejemplo, frente a la casa mía, en Mónaco (donde vive ahora), vive Roger
Moore y me encontré con él un par de veces en el supermercado. Tenía un
sombrero y gafas, nadie se dio cuenta que era Roger Moore. Lo vi de mucha edad
y lo seguí porque iba a comprar fruta, estaba con su mujer. Estaba comprando
frutillas y quedé mirándolo porque James Bond estaba comprando fruta y nadie lo
miró, nadie se dio cuenta. La observación es parte de mi oficio.
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¿Emociones?
Soy muy sentimental,
muy argentino por ello. A mi mujer le llama la atención. Yo hablo con los árboles,
con los animales. Tengo una anécdota… yo juego al golf y ese día estaba solo en
uno de los campos de Santa Ponsa. Termino de jugar el hoyo 17, me dirijo al
siguiente. Era la caída de la tarde, voy con mi carro y mis palitos por un
sendero de tierra y veo por mi derecha algo que no había visto en mi vida. En
fila india venían patos adultos. Patitos con la madre en fila india sí, pero
patos adultos nunca vi. Viejos, estaban despeinados y llegan al sendero donde
yo bajaba y se paran. Se paran porque venía yo. Me paro también y los miro. Les
digo “pasen”… y pasaron. Es increíble. Después miro para todos lados y estaba
solo y me pregunto a quién se lo voy a contar. Me sentía en el medio de un
dibujo animado.
¿Te fijas cómo te mira
el perro? Miran a los ojos y a veces con la boca abierta, la lengua que se le
cae. Te está sobrando. Perro en inglés se dice dog y al revés god (Dios). No
creo que los perros sean dioses, pero son enviados especiales. El mío es uno de
ellos que vino a mi casa a observarnos. La forma que nos miran. No te olvides
que yo hablo y soy un humorista profesional y le busco la vuelta a las cosas.
Siempre pregunto ¿por qué Dios tiene que ser un hombre? ¿por qué no puede ser
una mujer… o un perro? No creo que el perro sea Dios, pero es un enviado
especial.
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¿Tomás
mucho mate?
Sólo cuando estoy en
Argentina. Mi hermana y cuñado toman mucho mate.
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¿Te
gusta Edith Piaf?
Y a quién no. Junto con
Mercedes Sosa, Chabuca Granda y muchas más. Una maravilla. Viví 20 años en
París.
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¿Las
exposiciones?
Cada uno de nosotros,
que hacemos dibujos humorísticos, deberíamos tener el derecho a hacer una
exposición de tiempo en tiempo. He hecho dos exposiciones en Mallorca, la
primera en 1989 y la segunda en 2009 con el título “20 años no es nada” porque
simplemente la hice 20 años después que la primera y es la única forma de
conocer la obra de un autor, humorístico o artístico. Ver la obra o dibujo de
un colega no alcanza, hay que conocer el trabajo completo y así la exposición
cumple su cometido. Cuando hago una exposición es la única ocasión que yo tengo
de conocer mi público. Nosotros, los dibujantes humorísticos, somos payasos
solitarios, trabajamos entre cuatro paredes. No tenemos público. Envidio al
payaso que tiene la reacción inmediata del público cuando hace su humor y a mí
me gustaría ser un payaso. Por el momento soy un payaso solitario. A veces me
ocurre que hay gente riéndose con dibujos míos, sin saber que yo estoy ahí.
La palabra soledad es
un hilo conductor. A veces me dicen “usted no hace la actualidad” y digo sí, yo
hago la actualidad. La soledad es ancestral, actual y futura y más actualidad
que la soledad no hay. Actualidad continua, constante. Hay otra actualidad
mucho más triste, la vemos siempre. Alguien dijo y no sé si lo interpretaron
mal: amaos los unos a los otros. Pero para mí la constante en la historia de la
humanidad es mataos los unos a los otros. Lo vemos todos los días. En este
momento hay hombres que matan hombres. Todos los días. Por eso digo que hago
humor para no llorar.
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¿Algún
dibujo especial?
Hay un dibujo mío que
posiblemente es el más emblemático. Un dibujo mío político, pero no lo hice con
intención política. Un día viajando por Inglaterra en tren miro por la
ventanilla y allí ves urbanizaciones con casas todas iguales. Y dije qué lindo
sería hacer un dibujo donde todas las casitas son iguales y hay un tipo que las
pinta de distinto color. Y lo hice. Sin pensar que era un alegato contra el
totalitarismo. No lo pensé en el momento, me gustó la idea gráfica. Al hombre
que pinta las casas viene la policía y se lo llevan preso, sólo porque pintó
las casas de colores diferentes. Ese dibujo me lo han publicado en China. Allí
me publican un alegato contra el totalitarismo. ¿Sabes por qué? Porque lo ven
de distinta manera. Que se embrome por rebelarse contra el sistema. Pero yo no
lo pensé así. Ese dibujo me lo publicaron Amnistía Internacional secciones
Francia e Italia. Hay posters de ello, acá en España también se hizo aunque se
publicó en una escala menor. Y es tapa de libro en Taiwán.
Trabajé dos semanas en
Pekín haciendo dibujos animados y estaban preparando esa secuencia del hombre
que pinta las casas en dibujo animado.
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Tus
personajes animados no tienen nombres.
A veces hay gente que
no me conoce porque cuando empecé a hacer los dibujos no los hice hablar, no
les puse nombre. Si les pongo nombre y los llamo Asterix, Mafalda o Patoruzú,
la gente identifica mejor. Pero sin nombre… Mi mamá me decía: no entiendo tus
chistes, pero deben ser muy buenos porque a la gente les gusta. Más tarde,
cuando ella ve mis dibujos animados en la televisión: ahora sí, me dice.
Simplemente porque tenía una cultura de imagen o televisada, pero no de texto.
Necesitaba que hablaran o se movieran o dijeran algo. Entonces cuando vio mis
dibujos en la televisión me decía: ahora los entiendo.
Sabés que di una conferencia en la
Escuela Garaycoechea de Buenos Aires este año. Había un chico de 12 años y
cuando hablo de Walt Disney no sabía quién era. ¿Cómo alguien escapó a ese
lavado de cerebro que han hecho los estudios Disney?
Con Guillermo Mordillo y Eduardo Basigalup |
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¿Tu
relación con Juan Carlos Altavista?
Conocí a un muchacho en Lima, Perú.
Éramos tres y uno de ellos era Juan Carlos Altavista, “Mingo”. Viví con él un
año compartiendo piso, tuve una suerte… En esa época él tendría 26 o 27 años,
yo 25 y él todavía no había creado a “Mingo” (popular personaje televisivo de
barrio, argentino). Estaba en Perú haciendo radio y televisión. Se volvió a
Argentina y poco tiempo después creó Mingo. Y yo no era Mordillo en esa época.
Hacía publicidad, me voy a Estados Unidos y todavía no empiezo a hacer lo que
hago ahora. Eso comienzo a hacerlo en París, mucho más tarde. Después en Buenos Aires él ya era Mingo, yo Mordillo y
venía a casa de mi mamá en Villa Ballester y te imaginás el barrio. Mingo era
muy distinto al personaje, era coqueto. Nada de escarbadientes en la boca o mal
peinado. Era todo lo contrario, hasta se peinaba las cejas. Juan Carlos se
mojaba los dedos y se peinaba las cejas. Tenía gafas, las llevaba. ¡Cuando
pasaba una mina (mujer) buena se ponía las gafas para verla!, pero no las
llevaba puestas. Era muy coqueto, lo contrario de Mingo.
Le preguntaron a Flaubert ¿quién es
Madame Bovary? Y respondió: soy yo. Cuando me preguntan a mi quiénes son mis
personajes… mis personajes son ellos, no soy yo.
Una pregunta que me hacen muy seguido
los periodistas y todavía no me la has hecho: ¿qué es lo que me hace reír? Y
tengo la respuesta exacta. Me hacen reír los bebés y los animales. Cuando se
ríe un bebé es una risa contagiosa. Vos lo besás en la pancita a un bebé y se
pone a reír como un loco y te contagia la risa. Y los animales son cómicos sin
saberlo. Se portan de una forma humorística como los gatos que apagan la luz.
Te morís de risa con esas cosas. Hay un documento que lo pasan seguido en la
televisión y es una señora que da a luz cuatro bebés. Están en la cama y los
cuatro bebés a las carcajadas… ¡los cuatro! Vos mirás eso y si tenés un mal de
cualquier cosa o estás depresivo… cuatro bebés matándose de la risa es para
morirse de la risa.
Además los niños tienen unas
respuestas… Tengo una nieta de 4 años, el otro día estábamos en un restaurant,
mi esposa le dice ¿querés agua?... esperá, que estoy reflexionando. En francés
se lo dijo. Y mi nieto que tiene 7 años le dice a su hermana: a vos te hace falta
un poco de cultura general.
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¿Bailás
tango?
Soy una persona púdica y bailar el
tango es una exhibición, por eso no me va. No sé bailar, dicen que es un
sentimiento que se baila. Eso de poner mis sentimientos en público…
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Creo
que preferís a Buster Keaton por delante de Chaplin.
Sí. Conocí antes a Chaplin. Keaton no
tenía una cosa que sí tenía Chaplin. Chaplin tenía alguna que otra sensiblería
y Keaton no tuvo nunca. Chaplin tenía aquello de la cieguita que vendía flores,
que recupera la vista y se va con otro. Esas cositas sensibleras. Keaton jamás.
Hay una obra maestra de Keaton que se llama El General y tiene la mejor escena
de amor de toda la historia del cine. Él está conduciendo la máquina y su novia
está barriendo la locomotora en pleno viaje, es esa. Keaton lo hacía con humor,
no con sensiblería.
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¿Cuántas
veces viste “Bambi”?
Vi “Bambi” 19 veces. Yo quería hacer
animación antes de hacer lo que hago ahora. Queríamos saber cómo estaba hecha
la película, cómo estaba hecha fotograma por fotograma. No podíamos parar la
película y darle marcha atrás y pasarla imagen por imagen. Hoy en día los
chicos se compran el dvd de cualquier película de animación, se lo llevan a
casa, lo miran cuando quieren, imagen por imagen, para atrás, para adelante. Es
la mejor escuela para los que quieren aprender animación. Por eso es que me
quedaba a dos sesiones enteras de cine, para ver “Bambi” una vez tras otra.
Incluso conozco los defectos de la película. Hay un vuelo de pájaros y en un
momento dado uno de los pájaros desaparece. Es un defecto de animación.
La animación que se hace actualmente
es fabulosa. Te animan todo. Hay una película que vi varias veces: Ratatouille.
La historia de una rata que quiere ser chef de cocina. Y la historia es
increíble, cómo llegar a realizar una historia así de bien, genialmente. Han
reproducido el ambiente de la cocina de un gran restaurant. Yo creo en el
estado de gracia. Un tenista en estado de gracia puede ganar un campeonato y
los directores de cine en estado de gracia hacen cosas como Ratatouille. La
última película que vi en cine, aunque no voy por falta de tiempo es El
artista. Película francesa, muda y en blanco y negro.
Dibujo de Mordillo |
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En
la casa de tu niñez había un baldío y cuando pasabas silbabas porque tenías un
poco de miedo.
¿Cómo te enteraste? Pero ya no
existe. En ese baldío está el origen de una reflexión mía del humor. Era una
casa que estaba al fondo de una especie de parque, desaliñado, abandonado. Y yo
de pibe, de noche, iba a buscar a mi mamá que estaba con una amiga, eran
vecinos nuestros. De noche atravesaba el parque abandonado y me daba miedo.
Como me daba miedo silbaba. Ahora ya no silbo, ahora dibujo. Por eso digo que
es la ternura del miedo la que hago yo.
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¿Cuál
fue el gol que gritaste más en tu vida?
Uno que le hicimos a River en 1952,
lo hizo Rumsfeld, jugador de Ferrocarril Oeste. Estaban jugando en el
Monumental de River, época que a ese estadio le faltaba una tribuna. Ataca
Ferro y Rumsfeld, que era un tronquito, pero tenía un balazo, un tiro fuerte,
tira y la pelota lo supera al arquero, lo encegueció el sol, no sé qué cosa y
pega en el travesaño, que en esa época eran cuadrados y pega en la arista, se
eleva verticalmente. El arquero de River mira para atrás, no ve la pelota en
ningún sitio, se da vuelta y hace gestos a los defensas ¿dónde está la pelota?,
que cae, le da en el hombro o en la cabeza y entra ¡gol de Ferro! Eso lo tengo
yo en un dibujo. Éramos 30 hinchas de Ferro contra 30.000 de River y ¿ves las
cosas cómo son? Yo siempre fui a ver River-Boca en la cancha de River y nunca
ganó Boca. Como hincha de Ferro, le ganamos a River 3 a 1. Yo era simpatizante
de Ferro, hincha es otra cosa.
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¿La
bicicleta de tu viejo?
Mi viejo iba al frigorífico de
Mataderos, en Buenos Aires, en bicicleta. Mi papá nunca tuvo coche, no tuvimos
casa. Alquilábamos siempre y la casa era muy humilde. Creo que la casa nuestra
era la más humilde del barrio
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¿Qué
es lo mejor que te dejaron tus viejos?
Me dejaron hacer. Termino la escuela
primaria con 12 o 13 años y les dije “quiero ser dibujante”. Y no se opusieron,
al contrario, como mi viejo era obrero, les pareció una maravilla tener un hijo
que quería ser dibujante, me parece a mí. La lógica era que me dijeran seguí
estudiando y después te hacés dibujante, pero me dijeron que estaba muy bien.
Un primo me inscribió en una escuela en la sección ilustración. Dos años más
tarde, con 15, Lino Palacio me toma examen y me dan el diploma de ilustrador y
a partir de ahí fui asistente del profesor en la Escuela Superior de
Periodismo.
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¿Qué
hubiera sido tu vida sin el dibujo?
¿Y el dibujo sin Mordillo? (ríe). Me
preguntan cuál es mi mejor dibujo y les digo: el que voy a hacer.
La tarjeta dedicada |
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¿Mallorca?
Vengo a pasar un tiempo en Palmanova,
a visitar familia. La madre de mi mujer era de Soller. Como dice mi hermana
sobre Mallorca: “esto es como Córdoba rodeada de Mediterráneo” (Córdoba,
Argentina).
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Hay
un montón de premios que ha ganado Mordillo, ¿son importantes?
Sí, pero hay dos que son más
importantes. Primero el reconocimiento de los colegas y el segundo es el cariño
del público. Si me sacás esos dos, todos los demás no cuentan.
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¿La
revista París Match fue muy importante para vos?
Sabés que la revista París Match está
en los kioscos de Buenos Aires. O sea que si vos publicás cualquier cosa en
París Match…
Los libros recopilatorios de
Guillermo Mordillo han sido editados en varios idiomas y publicados en países
como Italia, Portugal, España, Alemania, Francia, Bélgica, China, Estados
Unidos o Argentina. Vivió en Perú, luego en Estados Unidos se emplea en la
Paramount Pictures. Se radica en París, publica en París Match, sus dibujos los
reproduce la revista alemana Stern. En 1980 se muda a Mallorca, lo nombran
presidente de la Asociación Internacional de Autores de Cómics y Cartoons con
sede en Suiza. Actualmente reside en Mónaco y veranea en Mallorca. Recibe
premios como Fénix de humor (1973), Yellow Kid (Italia 74), Nakanoki (Japón
77), Cartoonist of the year (Canadá 77), Palma de Oro San Remo (Italia 78-83),
medalla de plata de la V Bienal Internacional de dibujo humorístico de
Tolentino, Italia; medalla de plata del Primer Festival Internacional de dibujo
humorístico de Sarajevo; medalla de oro de la Asociación de Dibujantes
Argentinos, Profesor Honorífico del Humor (1997) y Catedrático Honorífico
(2002) por la Universidad de Alcalá, España, Premio Haxtur en el Salón
Internacional del Comic de Asturias, España (2004). Ha realizado exposiciones
en París, Moscú, Barcelona, Montreal, Mallorca, Hamburgo, Pekín, Argentina,
Bélgica.
Como le dio la mano a Chaplin... |
Agradezco a Eduardo Basigalup el
contacto realizado para encontrarnos con Mordillo. Ambos comparten amistad y
además se unen en Ferrocarril Oeste, el club argentino de fútbol del cual
Mordillo es hincha y donde Eduardo fue arquero (portero) y campeón nacional en
1982. Hoy Eduardo, integrante de cuerpos técnicos deportivos como lo fue en el
Real Mallorca, es un destacado artista de la pintura y residente en Mallorca.
Gracias a ambos.
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