Capilla Sixtina - Miguel Ángel |
Ni los nobles y tan sólo me pareció entre la multitud verla pasar de blanco, más casi no importaba. Cómo hacer un lugar para llevarme conmigo este ángel, ángel y miguel, de segundos julio, de inteligencia y de rabia, de fortuna y miedo, de belleza divina. ¿A quién se le ocurre pintar un techo? ¿Dónde está el loco que quería pintar un techo? ¿Dónde está el que le hizo caso? Eternidad y el esfuerzo de alzar la cabeza, la vista, la gente, el asombro, los nobles que no creen en lo pintado y sí creen en la pintura. Era demasiado grande y hermosa para llevarla conmigo y fue justo allí, en ese momento, que me di cuenta de mi grandeza. Porque antes me había adueñado de la madre y el hijo, de ángel, tenía sitio en otro rincón del cuore.
Museo Vaticano |
Me cansé de mirarlos, tan joven ella, tanta tragedia, perfección, inteligencia, tanta belleza que ella, la de blanco, se había quedado junto a una columna, disimulando presencia, no tan lejos, no tan cerca, con respeto. Y sí, me los traje conmigo, al hijo y la virgen, al mármol, la pureza, la piedad.
"La Piedad" de Miguel Ángel - Basílica de San Pedro, Vaticano |
El techo divino también viaja conmigo y lo hará seguramente hasta mi muerte. Habían entrado en mí, en ese lugar donde siempre hay un lugar más. ¿Tanto sitio tenía? Al rato, todavía pensando, seguía caminando por esas calles de adoquín, volvía a tener de guía la plaza de la república. Y aún faltaba algo más por esta tierra de donde también salieron tantos nobles queridos errantes por el mundo, ilustres y valientes, de sueños eternos. Fue un sueño en la noche metido en un sueño del día. Es una ciudad de sueños y eternos, claro. Hasta el día siguiente". (Parte del relato "Gente Noble" del libro "Gente Noble" 2012 de Federico Marotta)
Museo Vaticano - techo |
Museo Vaticano |
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