LA CANCIÓN DEL PARIA

"... y siempre voy vagando... y si algún día siente, mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró, sabré morir de angustia, más, sin doblar la frente, sabré matar mi alma... pero arrastrarla no" (O. Fernández Ríos)

miércoles, 29 de febrero de 2012

ESCUDO DE CANELONES - DONACIÓN AL PUEBLO DE SORIANO DE PABLO MAROTTA

El escudo municipal de Canelones fue construido a nuevo en el Monumento a la Admirable Alarma en el Parque Asencio. Luce nuevamente al igual que todos, hecho en hormigón a diferentes niveles, proceso que fue usado en la obra original en todos los escudos.

Pablo Marotta construyó y donó este nuevo escudo. También había participado en la construcción inicial del Monumento, cuando siendo funcionario municipal, trabajó junto a su padre Wilde Marotta Castro, quien tenía a su cargo emplazar un Monumento a la Admirable Alarma. El semicírculo de escudos “abraza” el lugar del hecho, jerarquizándolo, pretendiendo no invadirlo, y con la posibilidad de poder caminarlo, pasear o detenerse, tanto en vehículos o a pie y vincularse naturalmente al hecho histórico.

Pablo Marotta es actual funcionario de fábrica Pamer y en honor a la memoria de su padre tuvo esta iniciativa para volver a poner al día al Monumento y en igualdad a todos los escudos. El nuevo escudo de Canelones fue donado en su totalidad, materiales de construcción, horas y trabajo al pueblo de Soriano, con la previa aprobación de la Intendencia.

lunes, 27 de febrero de 2012

CARTA DESDE ROMA (III)

Publicado en Semanario Entrega 2000 de Mercedes, Uruguay

EN TREVI HAY UNA FUENTE

La Fontana di Trevi es mágica, vaya descubrimiento. Con sus monedas. Llegar a ella luego de pasar por calles estrechas rodeadas de locales de venta de souvenirs y recuerdos no hacen otra cosa que aumentar el deseo.

Aparece casi de repente, llena de gente, de cámaras fotográficas y flashes, de monedas que unos dicen se deben lanzar con la mano derecha por sobre el hombro izquierdo, que una, dos o tres monedas según lo que pidas, ritual popular a partir de la película Tres monedas en la fuente, del 54.

Voces de muchos lugares y la sensación de estar y pertenecer por un rato a un lugar emblemático, hermoso. Donde Anita Ekberg y Mastroianni permanecen con el espíritu de La Dolce Vita, ruido del agua, iluminación nocturna, el Fellini del 60. Cuesta dejar atrás la Fuente, su Neptuno, la abundancia, la salubridad, los desafíos arquitectónicos del siglo XVIII, la Roma antigua del agua pura y sus acueductos y fuentes, el Palacio Poli, papas y poder, arte.

La fuente está rodeada de edificios, lo hacen un lugar pequeño, se llega por callejuelas y por aparecer de golpe se vuelve majestuosa, aumenta su belleza. La nota la dan los interminables pedidos de muchachos indios (o paquistaníes) que a un costo de 5 euros pretenden negociar con los turistas una foto, con las viejas máquinas Polaroid. Hay bastantes y son insistentes. En el mundo actual donde todos tienen una cámara digital parece algo propio del pasado.

Es difícil calcular cuántas fotos son tomadas a diario en la fuente.

Otra cosa que me llamo la atención, estimado Pepe, fue que Roma conserva en pleno centro calles de adoquín. Recuerdo que en algún momento fueron cuestionadas en la Mercedes del Hum.

Hasta la próxima, me quedo en Trevi, que es mucho más que una fuente.

miércoles, 22 de febrero de 2012

CARTA DESDE ROMA (II)

Publicado en Semanario Entrega 2000 de Mercedes, Uruguay.

MÁS DE LO QUE PENSABA

Estimado Pepe:

Es una ciudad museo, ciudad arte por naturaleza. Heredera de su propia historia legendaria, de emperadores, imperios, luchas, invasiones, plebes y gladiadores, monarquías, repúblicas, héroes. Roma ha sido siempre Roma. Tiene la particularidad de ofrecer turísticamente visitas concretas a sitios tan históricos como actuales. Tiene la magia escondida a la vuelta de cualquier esquina y el asombro de la arquitectura, del arte, que se vive cotidianamente.

Me pareció una ciudad fascinante, enriquecedora para el que la visite. Donde desde el centro o zona de hoteles se puede ir caminando hasta sus sitios emblemáticos, cual de un paseo sin prisas se tratara. Pareciera estar todo cerca. Los precios son comunes para la Europa actual, la gente con la cual nos tocó tratar demostraron tener amabilidad para el turista, afinando detalles, desde un taxista hasta un mozo. Quizás fue suerte y otros tengan distintas cosas para contar. Dio la sensación de ser una ciudad preparada para tratar con una industria determinante como es el turismo.

Precio fijo de taxis desde el aeropuerto hasta Roma o viceversa (40 euros), restaurantes, hoteles y entradas a sitios turísticos con precios razonables. La excepción la marcó un café callejero frente al Coliseo, por eso es siempre mejor preguntar antes.

Vale la pena visitar Roma. Es más de lo que uno supone. Con ella se crece culturalmente.

miércoles, 8 de febrero de 2012

CARTA DESDE ROMA

Publicado en Semanario Entrega 2000 de Mercedes, Uruguay.

LO HE VISTO TODO

Me abstraigo de creencias, de las contradicciones, de ateos y mercaderes, de cardenales, críticos, del pensamiento de cambiar riquezas por el hambre. No evado la discusión, pero esta vez sólo quiero centrarme en el arte.

Crecí rodeado de ella, de niño sin darme cuenta su dimensión. Revistas ilustradas, con fotos preciosas, me paseaban por todos los Giotto, Tintoretto, Tiziano, Botticelli, Leonardo o Greco o más reciente Gauguin, Cézanne y todos los más o menos conocidos. Sé que vi en aquellas fotos el dedo de Dios y me fascinaron los clásicos italianos.

Hasta que di un giro en la Basílica de San Pedro y apareció ella, mármol que cinceló Miguel Ángel en sus 23 años y que firmó después de presentarla al público. Frente a mí la perfección del arte, la búsqueda de la excelencia del escultor pintor. Apareció la belleza y sigo evadiéndome de religiones, principios y mercaderes. Delante de mi camino estaba La Piedad.

Y horas después caminé y caminé por el Museo Vaticano, viendo y no viendo tanta arte, tanto Rafael y cuántos más, que al final hay tanto que igual pasas de largo cerca de una obra maravillosa. Porque el camino parece interminable, el lugar es grande, el arte invade, la ansiedad crece. Caminas y caminas, te detienes pero quieres avanzar. Porque al final espera el dedo de Dios.

Y subes o bajas escalones y no iba solo, por supuesto. Conmigo iban los míos. Te detienes en esculturas, pinturas, telas, mapas… y parece estar todo hecho a propósito para ir preparándote para la escena última, la Sixtina, como juicio final.

Lo he mirado todo. Pared y techo de la capilla. He estado donde Miguel Ángel y me abstraigo del artista acaudalado sin descendencia, evado los Julio II y los Médicis. Imagino el tiempo, el desafío, la perfección, la inteligencia y claro, miré con ojos de alguien querido que tanto le hubiese gustado elevar su mirada y quedarse prendido, con ganas de no irse más.

Lo he visto todo, sin renunciar a tanto otro arte desparramado por el mundo. Después de La Piedad y la Sixtina casi que ni importa si hay algo más allá.