LA CANCIÓN DEL PARIA

"... y siempre voy vagando... y si algún día siente, mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró, sabré morir de angustia, más, sin doblar la frente, sabré matar mi alma... pero arrastrarla no" (O. Fernández Ríos)

martes, 18 de noviembre de 2025

LA CALIDEZ DE UN HOGAR ITALIANO

LA CALIDEZ DE UN HOGAR ITALIANO

Podría escribir sobre Sicilia, el Etna y Francavilla, pueblo origen de mi familia. El cruce del estrecho, Taormina y los eternos pueblos como balcón en la montaña cual mágica postal. Pero más quiero escribir sobre Fioretta, que nos abrió la puerta de su casa y nos regaló confianza y cariño, más allá de su exquisita comida casera basada en su propia huerta familiar, en su antigua cocina que es una reliquia, en las piletas donde elaborar vino y en esos bocadillos hechos con la flor del “zucchini” que ella misma planta y cuida.

Un día Enza apareció en la vida de Fabricia y Julio que se habían conocido en Sant Ángelo le Fratte, lugar donde fueron a tramitar la ciudadanía. Ese encuentro motivó hallar un hogar, calor familiar en tierra querida pero también desconocida y sin conocidos. Enza los abrazó con su familia, sus mensajes diarios de aliento y una cena en casa de su madre Fioretta en una terraza con paisaje en los Apeninos, junto a Giuseppe, para hablar de todo, de la italianidad, las ideas, la migración en los dos sentidos, Garibaldi, el Nápoles futbolero, Morricone, la religión y alguna tarantela que se bailó.

Fioretta me enseña su huerto, toma una azada y descubre papas, nos enseña el zucchini, la leña que espera por el invierno, las pastas caseras para el mediodía, la casa de su vida llena de recuerdos y esa niña vecina que cuida y abraza recién llegada del hospital. Quiere regalarnos salsa de tomate casera y nos habla en italiano con acento lucano.

Hoy también podría escribir sobre Pompeya y lo maravilloso de caminarla, transportarse en el tiempo y en el horror de un Vesubio implacable. En esas calles de hace dos mil años, en el teatro, plaza, ruinas de los comercios, casas nobles y cuerpos eternizados que se exhiben. Pero no quiero, tampoco puedo porque no encontraré palabras que puedan transmitir lo que se siente.

Una tarde Fioretta nos lee algunas poesías que escribió su nieto cuando era un niño. Mirando de reojo por si llegaba Mario y con los ojos iluminados de orgullo por aquel niño que hoy joven es un profesor que da conferencias en diversas universidades. Lo hace en italiano, en español, inglés o también en francés pues culminó sus estudios en La Sorbona de París.

Podría despedirme de estas cartas italianas intentando contar la belleza de la costa amalfitana. Tampoco sé cómo hacerlo. Es demasiada hermosura, demasiado paisaje, se llena uno los ojos y el sentimiento. Es cosa para poetas de preciosos sueños delirantes o pintores de exquisita sensibilidad.

Mario nos muestra fotos cuando estuvo en Montevideo viendo a Peñarol, de sus otros viajes latinoamericanos o nos enseña historia italiana. Lo hace a través de una inteligencia privilegiada custodiada por la sencillez de su persona, de su saber estar.

Ci vediamo Italia, la bella, la histórica, cuna del arte. Quizás nos volvamos a refugiar en los Apeninos para que sigan brotando historias.

Los viajes son fotos a guardar y enseñar, lugares donde estuvimos, vivencias, sueños cumplidos y también lo inesperado. Un viaje es demasiado bonito cuando encuentras un hogar, calidez y una torta de cumpleaños siempre casera que te ilumina.

A veces te encuentras personas que no saben que te llevaron cincuenta años atrás sin decirte cosas. Fioretta no sabía que mientras me enseñaba su huerto yo volvía a estar en otro huerto, el de Ema, lleno de frutillas, durazneros, lechugas, ciruelos y nietos. Con el mismo amor con que Fioretta lee poesías de Mario.

Viajar es belleza. Encontrar el cariño de un hogar es ese refugio necesario que te abraza y se convierte en el corazón de un viaje.

Que hayan valido estas cartas italianas en el homenaje a aquellas familias que llegaron a Mercedes para darle vitalidad, trabajo, esfuerzo colectivo, arte, sensibilidad y un legado grandioso heredado hoy por sus descendientes.

Que valga para valorar la memoria que mantienen hoy los pueblos italianos, sobre todo los pequeños pueblos de montaña. Que valga para agradecer el gesto de una familia italiana que recibe a los nuevos emigrantes con cariño exquisito. Ese traslado de amor es la belleza suprema de la memoria italiana.










 

martes, 11 de noviembre de 2025

EL PUEBLO DE PASSANNANTE


 EL PUEBLO DE PASSANNANTE

Publicada en Diario "Crónicas" de Mercedes, Soriano, Uruguay, el 11.11.25

Savoia di Lucania fue el pueblo elegido aquella mañana para visitar, colgado en la montaña, también en la Basilicata. Un trayecto corto nos llevó a una parte alta. Similar a otros en el estilo de sus calles, casas, edificios antiguos, una plaza y algunos feriantes, un sol generador de un calor abrasador. Antes el pueblo se llamaba Salvia. En estos días hay vecinos que quieren recuperar este original, cambiado en el siglo XIX por consecuencia de un atentado al rey.
En una de sus plazas céntricas pero pequeñas el recuerdo, como en casi todos los pueblos, de los mártires locales de las guerras. Parroquianos sin prisa, un juego cual lotería, por las dudas, pero sin suerte.
De pronto un mural enorme en la pared, una escena de alguien atacando un carruaje real y era Passannante, el anarquista. Lo supe después. Calles estrechas, ventanas o puertas con flores, subidas en piedra y un Museo.
El fascio y la anarquía estaba juntas en el Museo de Savoia. Había alguna sala dedicada a otra cosa, como la evolución de la fotografía o un cine incipiente pero lo sorprendente era Mussolini y Passannante, sí, el del mural, el mismo que también estaba en la camiseta del funcionario que atendía.
Periódicos de época, fotos, carteles con la cara de Benito, monedas o medallas, unas tres salas recordaban la época del fascio con algún periódico que también anunciaba su caída.
Otras salas con Passannante, el cocinero que intentó matar al rey y no lo consiguió y el tiempo lo transformó en un hombre a recordar por los habitantes de su pueblo natal.
Una de las salas nos ofrecía un video tan grande como las paredes, historiando a Giovanni. Passannante había colgado unos carteles de Mazzini y Garibaldi cuando fue detenido la primera vez. Al salir comenzó a trabajar de cocinero hasta que se le ocurrió atacar a Humberto I, el entonces rey, en Nápoles. Detenido, encarcelado de por vida, terminó loco y a su muerte fue decapitado con el motivo de estudiar su cerebro.
Uno se pregunta si los vecinos lograrán volver a darle al pueblo el nombre primero de Salvia. ¿Cómo quisieran intentarlo? Por lo pronto el Museo se llama “Salviano” y en la actual temporada de fútbol un equipo local tiene en su camiseta la imagen de Passannante. Hay cosas que sólo se ven en Italia, pensaba yo, alejándome del museo mientras una enorme figura de Passannante, pintada en una pared, se aparece en una calle más comercial.
Mussolini y Passannante, tan distantes en pensamiento, compartiendo museo en un pueblo que tiene como héroe al anarquista. ¿Qué autoridad municipal ideó crear un museo semejante? Me dijeron que un coleccionista de apellido Vernotico donó su colección del fascio y de allí al museo.
La cabeza se me quedó pensativa siempre en el largo recorrido que hice del museo que me llevaba a una manifestación del fascio como al recuerdo de Giovanni. Nunca me había encontrado en un museo con dos temas específicos tan antagónicos compartiendo salas. Pensé que necesitaba sentarme para calmar la cabeza y así también combatir el calor del sol y del cerebro con algún refresco. Caminaba por Savoia y pregunté a un señor por un sitio. Me mandó a la Plaza “Plebiscito”, al “Bar Passannante”.



martes, 4 de noviembre de 2025

SORIANO, CALABRIA Y SU SANTO DOMINGO


SORIANO, CALABRIA Y SU SANTO DOMINGO

Publicada en Diario "Crónicas" de Mercedes, Soriano, Uruguay, el 4 de noviembre 2025

Haciendo ruta me desvié de la principal buscando Soriano, Vibo Valentia, Calabria, la Italia del sur. Soriano es un bonito pueblo, con su calle principal que muestra el corazón del mismo, que nos lleva al Ayuntamiento y claro, a la iglesia de Santo Domingo.
Intento hacerme entender con un par de abuelos italianos que, sentados en la vereda, disfrutaban del cálido sol, viendo algo más allá las mesas de algún bar y unos parroquianos jugando a las cartas. Les pregunté sobre la iglesia de Santo Domingo, para confirmar. Hablamos que yo también era de Soriano y me entendieron. Es más, uno de ellos me dijo que él sabía del Soriano uruguayo y me mandaron subir unos escalones, que la iglesia era esa sí, tan cerquita.
Una voz de mujer sonaba clara y las otras personas sentadas espaciosamente en la iglesia respondían a coro. Comandando la situación, presidiendo la iglesia, mirando a sus fieles, estaba Santo Domingo, el mismo de siempre, la imagen natural eterna de ese Domenico que dio nombre en el Soriano uruguayo al pueblo indio primero del país.
Anduve con curiosidad viendo las paredes de la iglesia, edificio muy bello, grande y que desprendió una energía que sentí. Las fieles, porque eran todas mujeres, seguían con su prédica en coro solemne y dejé escrito un mensaje en el libro de visitas de la iglesia.
Volví mis pasos al viejo edificio del Ayuntamiento que, tras unas rejas, te ofrece la imagen de Sorianello, más arriba, altivamente. Una de esas imágenes que son fotos obligadas de un paseante. Una de esas postales que siempre vi en mi casa y que ilustran alguna página del libro de mi padre, el de “los indios mansos” y ahora la estaba viendo en persona. Vivía intensamente el momento.
Confirmo que heredé la emocionalidad que vino en segunda o tercera clase de los barcos. Siempre fue uno de mis propósitos visitar Soriano, el pequeño pueblo origen de mi gentilicio, nada menos. El nombre a nuestra patria chica.
“Al amanecer venceré”, asegura el aria. Atravesé Calabria de ida y vuelta porque mi deseo era cruzar a Sicilia. Te digo que vi una Calabria con buenas rutas, paisajes hermosos, campos bien cuidados, buena señalización, muchos túneles para atravesar montaña y a veces, mientras pasaba por uno de ellos veía una ventana al sol, salida del túnel, que te sorprendía con un paisaje de mar y verde que sólo puedes vivirlo, intenta imaginar, yo no sé cómo contártelo. Como si sonara el pedido en Turandot para la victoria del amor. Un momento vale la pena todo un viaje.
Después te sigo contando, para que Nadie Duerma, que sigue sonando en esa visión eterna de ventana al mar y sol. ¿Qué hiciste Giácomo? 





                                             


 

martes, 28 de octubre de 2025

CI VEDIAMO TRECCHINA

 

                       CI VEDIAMO TRECCHINA

Publicada en Diario Crónicas de Soriano, Uruguay, el 28.10.25

Trecchina está en la Basilicata. Un pueblo pequeño, rodeado de valle y montaña, desprendió una preciosa energía apenas entré en él. En el Ayuntamiento unas vecinas esperaban que abriera y me animé a entrar en diálogo. Pregunté por el apellido Maimone y una de ellas me hizo acompañarla hasta un supermercado donde trabajaba un señor también llamado así pero nos dijo que tuvo familiares emigrantes pero a Brasil, más no a Uruguay.
En la iglesia de Trecchina una placa en la pared recuerda, entre otros, al Arcipreste Biagio Marotta y caminando más allá una calle llamada Michele Marotta y me entero que fue un profesor y político nacido allí. En la placa de la plaza que recuerda a los caídos en la II Guerra Mundial aparece Francesco Marotta. Me ayudaron a comprender el por qué el bisabuelo Giuseppe se vino desde Sicilia hasta Trecchina. Efecto llamada de algún familiar, seguro. Para conocer el amor.

“Aquí donde brilla el mar, y sopla fuerte el viento… un hombre abraza a una muchacha, después de que había llorado. Luego se aclara la garganta, y recomienza el canto...”

La funcionaria que nos atendió en el Ayuntamiento me pidió volver a las 10 y a esa hora nos atendió Alessandro y hablamos. Me pidió volver a las 11. Me corrigió algunos datos de mi genealogía familiar, algún dato nuevo y me dijo que había ubicado la casa donde vivieron los bisabuelos. Yo sólo sabía que era la calle San Martino, nada más. “Te acompaño”, me dijo Alessandro, muy seguro del dato conseguido.

“Vio las luces en medio del mar, pensó en las noches allí en América. Pero eran sólo las luces de los barcos y la blanca estela de una hélice. Sintió el dolor en la música y se levantó del piano… miró a los ojos a la muchacha, aquellos ojos verdes como el mar...”

La plaza céntrica de Trecchina está bien cuidada, tiene mesas de cafés que están enfrente y algún restaurante también. Nos encontramos con un muchacho colombiano inmigrante y con Geppina, maestra italiana que trabajó en España e Irlanda y fue voluntaria en Perú, que se prestaron al diálogo que fue muy provechoso, el abuelo Francesco de 92 años cantando lírica y que luego nos saludó. Preguntamos qué poder visitar en Trecchina y cómo ir a Maratea, una playa un poco distante.
“Es aquí”, me dijo Alessandro y le di un abrazo por su generosidad. Estaba viviendo ese sueño que muchos tienen, estar en el pueblo y casa de los antepasados (imagen). “La casa ha sido reconstruida, hubo un terremoto” decía Alessandro mientras uno imaginaba en el tiempo escenas cotidianas. De esa puerta que estaba viendo salieron un día de 1896 mis bisabuelos Giuseppe y Teresa, con dos hijos, Antonino y Giácomo Santiago, embarazada ella, con pasaportes expedidos en Lagonegro, buscando un barco que los alejaría para siempre.
Salió de esa misma puerta una mujer y al apreciar nuestra curiosidad le explicamos, lo comprendió con una sonrisa y unas palabras y se fue.

“Pero dos ojos que te miran, tan cerca y auténticos, te hacen olvidar las palabras, confunden los pensamientos. Entonces todo se vuelve pequeño, incluso las noches allí en América...”

No encontré más rastros en Trecchina de los apellidos Marotta y Maimone. Pero allí siguen estando los documentos en el Ayuntamiento y hasta fallecimientos familiares ocurridos en Uruguay. Los descendientes que hemos buscado la nacionalidad sabíamos que se necesitaba que el abuelo no se hubiera nacionalizado uruguayo. Condición requerida, supongo que se mantiene. El mío, como el de tantos, seguramente fue un agradecido de Soriano, de Uruguay, pero estoy seguro que sentía que sólo tenía una patria. Esa que nunca volvió a ver. Y lo entiendo. Esa puerta que no volvió a abrir. El abrazo que nunca volvería a dar a sus padres. ¿Cómo se despide uno así?

“Te das la vuelta y ves tu vida, como la blanca estela de una hélice. Pero sí, es la vida que se termina. Sin embargo él no pensó tanto en eso. Al contrario, ya se sentía feliz, y recomenzó su canto”.
Pero cómo lo más bello es lo sentimental puedo decirte que sí encontré en Trecchina mucho más de lo que pensaba, lo de aquello esencial e invisible. Un pueblo rodeado de naturaleza, de aire puro, pleno de energía. Que me conectó con Mercedes, con una casa de la vieja calle “San José” y una vieja zapatería que forjaron los hermanos Giuseppe y Gaetano.
El día terminó en Maratea, una playa de arena casi negra, en el Tirreno Mediterráneo, hermosa y refrescante en el atardecer de un día hacía tiempo buscado. Los viajes siempre deben tener un motivo.

“Te voglio bene assai. Ma tanto, tanto bene, sai…”

Nos vemos, Trecchina. Sirva para homenajear a todos aquellos italianos que otorgaron a Mercedes un legado enorme, en especial a los italianos de los pueblos de montaña del sur y de la Basilicata en particular.
El abuelo Francesco, sombrero elegante, seguía cantando en la plaza de Trecchina la poesía de Lucio Dalla. Se giró en mirada cómplice. “Caruso”, me dijo. Y se fue.



martes, 21 de octubre de 2025

LA HERMANA BASILICATA

 


LA HERMANA BASILICATA

Carta desde la Italia del sur
Publicada en Diario Crónicas de Mercedes, Soriano, Uruguay el 21.10.2025

Apreciado Ricardo, te cuento que hacía tiempo tenía ganas de venir a la Italia del sur. Me encontré con pueblos de montaña colgados en los Apeninos cual postal, cenando en terrazas familiares y escuchando hablar en italiano con claro acento lucano. Comprendí mejor la emigración italiana del sur. Porque Mercedes, nuestra ciudad, es refugio sentimental de descendientes de aquellos viajeros que se atrevieron a desafiar el mar justificándose en una ilusión de vivir mejor.
A fines del siglo XIX y principios del siguiente los pueblos de la Italia vivían situaciones de conflicto, pocas oportunidades laborales y las más estaban en el campo. Había pobreza. Mientras tanto llegaban las cartas desde el río de la Plata pintando una esperanza desafiante.
Hoy los caminos unen rápidamente esos pueblos de montaña pero hace decenas de años, ¿cómo sería? 
En Sant Ángelo le Fratte los exteriores de las casas tienen pintados murales que mensajean (imagen). Uno de ellos dedicado a la emigración italiana. Siempre es bueno tener memoria. La pared desprende nostalgia, evocadora quizás de las letras sentimentales de tantos tangos de tantos aportes tanos nacidos de los hijos discepolianos de los barcos.
Mientras publicaba algunas fotos en mis redes sociales las amistades virtuales me recordaban que desde algunos de esos pueblos de la Basilicata o de Calabria también vinieron sus abuelos o bisabuelos. Porque Mercedes, nuestra ciudad, bien puede decir que de la vieja bella Italia se nutrió de inteligencia y arte, de trabajo y esfuerzo determinante proveniente de una tierra con historia sublime.
Mientras tanto busco en internet las imágenes de la majestuosa Sociedad Italiana de Mercedes, para mostrar con orgullo lo que aquellos nuestros antecesores legaron producto de su esfuerzo colectivo en tierras tan lejanas a los Apeninos.
Los pueblos de montaña siguen anunciando sus muertos recientes en la calle, en paneles destinados. Los automovilistas estacionan bien pero cuando no pueden los dejan “de punta”. Los lugareños reciben decenas de latinoamericanos buscando su nacionalidad porque las leyes recientemente habían cambiado. Algún Alcalde toca a la puerta de una pareja inmigrante pidiendo que inscriban a la niña en la guardería, con el afán de conservarla. En Sant Ángelo le Fratte había un cartel municipal que señalaba el “campito” de fútbol, cuesta arriba niños y jóvenes se citaban. Y si digo fútbol la referencia es Nápoles que reivindica a esa Italia del sur, tan diferenciada a la del norte.

La vida es más barata que en mi Mallorca residencial pero también los sueldos son más bajos. La pizza se come de noche y claro, es exquisita. El café es tan breve que uno apenas se moja los labios. Un Alcalde deja unos cafés pagos y un dueño de bar luce tan elegante para atender su clientela pueblerina de siempre, como desde hace cuarenta años, me dice. En las veredas angostas, al caer la tarde, se reúnen señoras que desafían a las redes sociales.
Las “cantinas” van quedando ruinosas porque ha pasado el tiempo que la montaña era la natural heladera. En esas “habitaciones” que llamaban cantinas se guardaban el vino, los embutidos, conservados tan sólo con el frío de la montaña, ese mismo frío que uno siente al pasar por una callecita aún en pleno verano asfixiante.
Allá en lo más alto de la montaña está el santo, que enciende sus luces a la noche, que protege religiosamente y que es camino peregrino a visitarlo. La iglesia está concurrida, alguna procesión transita las calles empedradas del pueblo, las vecinas decoran puertas y ventanas y hay un sacerdote brasileño. La Italia del sur es muy devota claro y en alguna cena familiar también aparece una tarantela. Los adultos siguen luchando, como en todos lados, al avance de las nuevas épocas.
Es la Basilicata, esa región de tantos pueblos de montaña de tantas familias emigrantes que eligieron Mercedes, por cartas que llamaban. Andar vagando por aquí me ayudó, te aseguro, a comprender mejor el viaje sin retorno de esos antepasados. En los tiempos que pude navegar por los archivos de la Sociedad Italiana de Mercedes pude informarme de cuántos tanos llegaron desde la Basilicata.
Hermoso viajar a la Italia del sur, estar básicamente en un pueblo de Potenza, tan cerca de dónde habían venido mis bisabuelos. Sí, los de la zapatería de Mercedes, nuestra ciudad. Hablando de Potenza, Ricardo, se dice que el tuyo es un apellido de origen potenzano. Vos sabrás. Hasta la próxima.








miércoles, 21 de mayo de 2025

RELATO DE BÁSQUET POR CV116 RADIO IMPACTO DE MERCEDES

En el enlace un relato de básquetbol en CV116 Radio Impacto de Mercedes, Soriano, Uruguay, AM1160.

Relatos de Camilo y Federico Marotta, comentarios de Roberto Araújo Fernández, locución comercial de Mauro Rivarola Pérez y planilla técnica de Alain Leonard y Camilo.

Partido de categoría juveniles entre Independiente y Remeros.

ENLACE AL RELATO, EN YOUTUBE


sábado, 3 de mayo de 2025

WILDE MAROTTA CASTRO EN DIFUSORA SORIANO - VILLA SORIANO 1624

Wilde Marotta Castro participó del programa "Mejor lo nuestro". Puedes escucharlo en el enlace siguiente: 

ENLACE AL PROGRAMA DONDE PARTICIPA WILDE MAROTTA CASTRO 

Dicho programa era presentado por Enrique Mezquida y se emitía en Difusora Soriano de la ciudad de Mercedes, Uruguay.

Marotta defendía la fecha tradicional histórica de fundación de Villa Santo Domingo Soriano, es decir, 1624. La Junta Departamental de Soriano acababa de aprobar la declaración de interés departamental del libro "Los Indios Mansos de la Banda Oriental, Santo Domingo Soriano - documentada" que Marotta publicaría en 2001.

El programa es del 29 de octubre del 2000. 



domingo, 27 de abril de 2025

CREACIÓN Y LÍMITES DEL DEPARTAMENTO DE SORIANO POR JOSÉ ARTIGAS Y ANTES POR BRUNO MAURICIO DE ZABALA

 


CREACIÓN Y LÍMITES DEL DEPARTAMENTO DE SORIANO POR JOSÉ ARTIGAS Y ANTES POR BRUNO MAURICIO DE ZABALA

El 7 de febrero de 1816 José Artigas envía una carta al Cabildo de Santo Domingo Soriano comunicando los límites en lo político y en lo militar del departamento de Soriano. Los límites que establece son el río San Salvador, río Negro y arroyo Grande.

Casi cien años antes el gobernador Bruno Mauricio de Zabala ordena el traslado de SDSoriano de isla Vizcaíno al sur del río Negro (1718) y le otorga al Cabildo de SDSoriano tierras para que las administre en virtud de los servicios prestados. Estas tierras estaban delimitadas por el río San Salvador, río Negro y arroyo Grande.

No pretendemos crear un revisionismo sobre la creación del departamento de Soriano, respetamos 1816. Es Artigas quien habla de “departamento” y respeta las mismas fronteras que había otorgado Zabala casi cien años antes.

Igual podemos afirmar que Soriano existía como tal antes de su fundación oficial. Considerar que José Artigas vivió en SDSoriano.

Lo mismo es aplicable a Villa Santo Domingo Soriano, existía antes de su fundación oficial en 1624, sencillamente porque isla Vizcaíno era el hábitat natural de los chanás en forma milenaria, demostrado por la arqueología. En 1624 se produce el encuentro fundacional ya pactado anteriormente en Buenos Aires con los chanás y en donde los franciscanos instalan su doctrina, fundan iglesia, bautizan y queda Fray Pedro Gutiérrez como el primer religioso estable de SDSoriano. No lo consideramos “proceso” fundacional porque no hubo estudio de lugar, delimitación, traída de familias extranjeras (como sí sucedió con Montevideo).

SDSoriano siempre fue pueblo indio y los franciscanos se dirigieron donde los chanás ya estaban viviendo en comunidad. ¿Cuándo se funda una población? Porque a SDSoriano no hubo que traer indios para poblarla (como ocurrió con Buenos Aires).

Grandeza del pueblo indio SDSoriano.

En ambos casos estas fundaciones (de Soriano departamento y localidad) son anteriores a considerarse Uruguay país independiente.

Departamentos que fueron creados antes de la declaración de independencia. Puede significar que Soriano fue un departamento federal, cisplatino y finalmente oriental.

Otra cosa, Santo Domingo Soriano fue declarada “villa” en 1802 por el rey de España pero en los libros del Cabildo, varios años antes, también se la nombraba Villa. Ya se la conocía como tal antes de su nombramiento oficial.


Imagen superior: José Artigas al Cabildo de Villa Soriano el 7 de febrero de 1816, carta desde Purificación.

Imagen inferior: uno de los Libros del Cabildo de Santo Domingo Soriano  dejando constancia las tierras otorgadas a dicho Cabildo por el Gobernador Bruno Mauricio de Zabala, quien gobernó entre 1717 y 1734 y ordenó el traslado de Santo Domingo Soriano de isla Vizcaíno al sur del río Negro, traslado realizado en 1718.





viernes, 25 de abril de 2025

LOS PRIMEROS ALCALDES DEL HOY URUGUAY FUERON CHANÁS


 

Martín Romero y Cristóbal Bejarano fueron elegidos Alcaldes de Santo Domingo Soriano el 1 de enero de 1677. Eran chanás que ya habían aculturizado sus nombres.

En 1707 el Alcalde era Agustín Romero, indio chaná quien solicitó el único traslado de la población.
SDSoriano siempre fue considerado pueblo de indios bajo las leyes españolas y si la población tenía más de 80 casas o familias podía haber dos Alcaldes, siempre indios. SDSoriano nunca fue un pueblo encomendado, los chanás nunca fueron esclavizados ni obligados a trabajar, lo que les pedían se les pagaba (maderas para construir, leña, carbón, hornos de carbón) y se les permitía comerciar con Buenos Aires desde la fundación segunda de ésta en 1580 (alfarería, alimentos).
La elección de Alcaldes en SDSoriano está documentada en los Libros del Cabildo de Soriano que guarda el Archivo General de la Nación en Montevideo (imagen). De cualquier modo siempre tuvieron su organización social, aún antes de la fundación de la localidad en 1624.
Quien sea elegido Alcalde o Alcaldesa en esta nueva etapa asumirá un alto significado histórico por representar aquel legado de los chanás de tener los primeros Alcaldes de estas tierras y de ser cimiento del país. Los chanás fueron la comunidad india que más aportó a la construcción del estado-país que hoy es Uruguay.
Los chanás querían vivir en paz, aún siendo feroces guerreros.
Los candidatos actuales volvieron a dar ejemplo de tolerancia, viene de la historia. No es casualidad.