LA CANCIÓN DEL PARIA

"... y siempre voy vagando... y si algún día siente, mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró, sabré morir de angustia, más, sin doblar la frente, sabré matar mi alma... pero arrastrarla no" (O. Fernández Ríos)

lunes, 19 de septiembre de 2016

ROJO Y NEGRO - Ovidio Fernández Ríos

Son las locas saturnales de los Príncipes de Hungría
El palacio es cual un reino de luz, fuego y pedrería,
Que un fantástico Aladino lo robó del Ideal;
Y al compás de la alegría, que en los aires leve flota,
Surgen trémulos muy suaves de una mágica gavota,
Con los ritmos argentinos de violines de cristal.

Hay un giro cadencioso de las sedas damasquinas,
Como sutil aleteo de invisibles golondrinas,
Que se pierde en el desmayo de la música orquestal;
El ambiente está embriagado con esencias enervantes,
Y las chispas bulliciosas de champañas espumantes,
Fingen besos voluptuosos de un pagano bacanal.

En el Parque todo es calma. Las magnolias y gardenias
Gimen, lánguidas y tristes, sus secretas neurastenias,
Y en el cielo el plenilunio se destaca como un Sol;
Sobre plintos se alzan torvos dos guerreros de Carthago,
Y en la góndola que boga, balanceándose en el lago,
Hay dos almas que se funden en un místico crisol.


Pero allá, donde en la estepa se refugia el triste paria,
Hay, raquítica, una choza de una raza proletaria,
Y un cadáver dentro de ella, sobre tosco y ruin diván;
Es el cuerpo de un obrero, de un vencido, de un ilota,
Y una triste mujer llora por la bárbara derrota,
Y los hijos abrazados a su padre, piden pan!

Y hay un ritmo cadencioso de los violoncellos magos
Que lloran en los salones evocando al Stambul;
Y de exóticas princesas hay suspiros dulces, vagos,
Que se pierden como besos palpitando en el Azul!

Ovidio Fernández Ríos (Uruguay) "Horizontes de luz" - 1908

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